La maldición del yurei I

60 18 4
                                    

Entre Akira y yo llevamos arrastrando a Keitaro para que comiera algo, se veía sano antes de que yo cayera inconsciente por el accidente del caballo, pero ahora parece que encaró la muerte por segunda vez. Ojalá pudiera sostener algo de su carga para que él pueda vivir con tranquilidad.
Al entrar a un acogedor y cálido local de ramen, nos acomodamos frente a la mesa y Akira ordenó comida al igual que Keitaro, pero él pidió lo de siempre; me dio curiosidad, así que pedí lo mismo

  —¿Estás seguro? Tiene picante —me preguntó Kei mientras se quitaba la máscara para comer.

  —Sí... Creo que sí —dije inseguro, no estoy acostumbrado al picante, pero ya lo pedí.

  —Deberías limpiar tu máscara, Kei, se ve tétrica con las lágrimas de sangre y la suciedad —comentó Akira.

  —La sangre es imposible de limpiar, pero primero descansaré antes de hacer cualquier cosa, quiero despejarme de todo lo sucedido. Aunque, sin la máscara puesta me siento un poco... Desprotegido.

  —Relájate, antes no tenías problema. No pienses en los yokai y enfócate en el momento, en nosotros —añadió Momo.

  —Hasta que por fin dices algo sabio —remarcó Keitaro entre risas.

Los cuatro reímos un poco.

Keitaro nos contó acerca de sus visiones y la ambrosía mientras estaba comiendo como si nada, todo quedamos impresionados por lo que dijo, no parece real. Aparte, yo al primer bocado que me di a mi ramen, me ardían los labios y la garganta, pero no me voy a detener

  —Es extraño que Kyoko haya desaparecido así cómo así teniendo esa fractura —dijo Kei preocupado.

  —Lo más... Probable es que si se haya ido... De seguro tuvo una visión sobre lo que le pasaría...— respondí enchilado.

  —Es verdad, ella ve el futuro así que quizá ya lo tenía previsto.

Al acabar de comer ya estaba lagrimeando y moqueando, bebiendo té hasta más no poder; mis amigos reían por esto, sin embargo, no me molesta que lo hagan. Les tengo confianza para creer que se ríen conmigo. Igualmente yo por hacerme el valiente comí algo que no soportaría, aunque fue una buena experiencia.

Después, Keitaro regresó a su hogar para despedirse de su familia y preparar su equipamiento. Mientras que yo acompañé a Akira al templo para que bendigan sus flechas; en el camino le conté algunas cosas sobre mí.
Más tarde, regresamos a la casa de Kei; se ve limpio y alegre. Sin su máscara puesta resaltan bastante sus ojos grisáceos, como si fuesen la luna en un cielo nocturno

  —Veo que eres un poco callado, Jin, no me imagino cómo habría sido viajar con alguien tan enérgico cómo lo es Kei —comentó Akira.

  —De hecho cuando viajamos casi siempre estamos en silencio —respondí amable.

  —Eso es verdad, pero de seguro se dicen mil y un cosas cuando están solos —comentó Momo risueña.

Akira me miró con sorpresa, pero no me dijo algo más y tanto Keitaro cómo yo nos sentimos apenados

  —Siempre al pendiente de lo que hacemos ¿Verdad, Momo? —dijo alegremente Kei.

Momo abrió un portal y cruzamos a pie, Akira se mostraba asombrada y curiosa por el puente, a mi me da un poco de ansiedad estar aquí.
Al llegar al otro lado, se puede divisar mi hogar natal. Siento nostalgia, tristeza y nerviosismo por ver a mi familia de nuevo.

Íbamos en camino a mi casa, pero Momo se detuvo y nos miró con una expresión de preocupación

  —Ustedes continúen, hay algo que estoy sintiendo en el mundo de los yokai. No es para alarmarse, pero tengo que ver de qué se trata —explicó con angustia.

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon