El purificador más impetuoso

109 40 11
                                    

Akira quería explicarme un asunto, así que bajé de mi caballo y me acerqué a ella. Terminó abrazándome con firmeza y recargó su rostro en mi pecho, sentí su respiración ansiosa

  —¿Sucede algo? —pregunté mientras acomodaba su cabello.

  —¿Puedo acompañarte a tu casa? Allá te cuento, pero vamos caminando que me da pavor cabalgar —Después se apartó de mí.

Ambos fuimos de regreso a pie, yo llevaba a Yami de la rienda. Pasamos por algunas calles del pueblo, a estas horas las personas salen de sus hogares para comenzar sus jornadas; algunos aldeanos me saludaron formalmente al verme pasar. Desvíe mi mirada hacia Akira y la noté desanimada y triste

  —Presiento que me vas a extrañar, tu mirada lo dice todo.

  —Así es —respondió sin mirarme.

Mantuvimos el silencio hasta que llegamos a mi hogar, me hace sentir nostálgico después de estar tanto tiempo fuera; durante mi entrenamiento, no había podido regresar en ningún momento. Entré con discreción y mi criada me vio con alegría, me abrazó y le devolví el gesto con cariño

  —Me da gusto verte de nuevo, Aiko, pero...—susurré con tristeza.

  —Lo sé, viví lo mismo con su padre —interrumpió—. Tiene que viajar y cumplir su deber. Antes de eso, me gustaría pasar un rato con usted antes de que se vaya. Por favor, pasen los dos.

Los tres comimos en silencio y en armonía, pero yo me estaba muriendo de sueño; haber escalado la cascada me agotó y siento que en cualquier punto iba a caer dormido, no podía mantener los párpados abiertos y no distingo la conversación. Cuando acabamos, Akira y yo nos trasladamos al pequeño jardín dónde tengo mi koto tendido en el borde de la plataforma de mi casa y con el estanque con mis peces al fondo del jardín

  —¿A dónde vas a viajar? —Me preguntó con curiosidad.

  —Al templo y luego volveré para encargarme del aura del…—respondí adormilado.

Al menos no he perdido el raciocinio y el habla por el cansancio, pero me cuesta mantener mis palabras

  —Irás a la casa abandonada ¿No? De seguro hay un karakasa, hay personas rumoreando que se escucha el ruido de su pata de madera en la noche —explicó en tono tenebroso y juguetón.

  —Supongo que sí... pero después... me voy...—bostecé—. Me iré de viaje, estarás bien sin mí.

  —Nuestra relación no es la misma, pero lo que pasamos juntos será inolvidable — comentó en tono melancólico.

  —Lo mismo digo... fuimos la pareja perfecta, pero no fue el momento adecuado... nunca lo fue —froté mi rostro.

  —Aún recuerdo cuando éramos niños, no sabía que eras un Omori y al descubrirlo eso no importó. Me quebranta el corazón porque si tenía la idea de reanudar nuestra relación, pero cuando rompimos, mi padre me regañó por eso... solo soy un objeto para él, reclamaba que tenía un deber y lo rompí. Que eché a perder una gran oportunidad de vida y la verdad no quiero retomar nuestro amorío después de lo que me dijo —cerró sus puños, molesta.

  —Akira... lamento mucho que te haya dicho eso. Sé que adoras a tu padre, pero te está controlando.

  —Lo sé, no tengo ningún problema en que nosotros seamos amigos cómo te dije hace tiempo, pero siento que fui débil al dejarme influenciar de esa manera —agachó la cabeza y frotó sus ojos con frustración.

  —No eres débil, solo buscabas ser feliz y lo lograste, que tengas mi apellido sería tu condena. Quiero que seas feliz con mi presencia o no —añadí compasivo.

Ojos de Yokai (+18) #PGP2024Where stories live. Discover now