Capítulo 18 - Heridas

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¡Buenas a todos! Sigo vivo, solo tenia algunos problemas existenciales y emocionales, de momento aquí ando, me sentía mal por no poder seguir con la historia pero avisando que no tengo planes de abandonarla tampoco. Y lamento la demora, ¡gracias por tomarse su tiempo y leer!

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Las oscuras calles se iban iluminando con un brillo de mil colores que caían del cielo, como motas de polvo que se apagaban al tocar el suelo. En el medio del claro, Braixen descendía envuelta en un aura entremezclada en azul y rosa. Al tocar tierra firme, su silueta dejó de brillar, siempre mirando al Lucario que tenía a unos cuantos metros con soberbia.

—Y pensar que tú no puedes siquiera con esta simple tarea, se supone has de protegerme pero ya dudo puedas conseguirlo.

—Tienes razón, soy débil. Ahora bien, ¿qué quieres?

—Que impaciente, pero está bien te lo diré— La pokémon se lleva la mano frente al hocico y se relame los labios— Quiero que tu y yo tengamos un hijo.

El lugar entró en silencio por un segundo, entre el público los murmullos aumentaban rápidamente, pero un grito ahogado de Leilah fue la única que se dejó oír por encima del resto. Noah se quedó con la boca abierta por la sorpresa, aunque quedó atónito y con problemas para responder, fue con la repentina risa que soltó Mesprit antes que pudiera responder.

—Se nota que aún eres un joven inocente. —negó con la cabeza antes de continuar— Tranquilo, no es eso... Hace días que no siento la presencia de Azelf, me preocupa. Por lo qué, quiero que vayas a salvar a mi hermano de estar en peligro, esa es mi petición.

El semblante de Laura pierde toda esa confianza y nobleza que poseía, su ojo derecho cambia de color volviendo a ser anaranjado, por un segundo parecía que veía al can pero sus parpados se cierran, perdiendo totalmente el equilibro y caía sobre sí misma. El Lucario logra atraparla entre sus brazos antes que se golpee con el duro suelo, suspirando aliviado y comprobando que solo había perdido el conocimiento.

Al verla quieta, y comprobar que la presión que ejercía Mesprit desapareció por completo, se quedó observando con preocupación a la Braixen, notando que un nuevo cambio se mostraba en ella, el pelaje rojizo de sus orejas se dividió en dos, y la cola que recordaba a una escoba dejó de serlo, ahora tenía el pelaje más liso, aplanado, como si fuese de un canino lanudo común.

—Cada vez se parece más a Mesprit...—se dijo él mismo, contemplando la figura de la pokémon— Si sigue así, dejará de ser ella...

El joven se levantó, llevándola a ella cargada y buscando un sitio donde poder dejarla resguardada. Una sensación de mareo pasó por su mente, su vista se tornó borrosa y viendo todo de negro, tanto que perdió el equilibrio sobre sus piernas y cayó al suelo, arrodillado, negandose a soltarla por ese descuido. Intentó levantarse nuevamente pero su cuerpo flaqueaba, sus fuerzas le traicionaban. Una mano se posó sobre su hombro y al girarse con lentitud, pudo observar a Suruna de pie junto a él.

—Noah... Yo la llevaré, ¿Si? Hay que tratarte las heridas también, mirate.

Él no se daba cuenta, luchaba por no perder la consciencia y el sonido de las palabras se escuchaba como un eco distante, apenas logró darse cuenta que ya no estaba sujetando a Laura cuando quiso asegurarse una vez más de lo que hacía. Una segunda voz se aproximaba, parpadeó un par de veces hasta que pudo recuperar la nitidez en sus ojos. Un suave y cálido tacto lo empezaba a envolver, y se fijó en Diana que estaba lamiéndole los brazos así como el torso. Enseguida comprendió que estaba intentando curarle y no opuso resistencia ni protesta alguna.

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