Capítulo 15 - Sobrevivientes

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Buenas a todos, una disculpa por la tardanza. Pero aquí les traigo el capítulo y un pequeño anuncio. Por razones de salud y tiempo no seré capaz de publicar el capítulo de este lunes/martes así que hasta el viernes y les agradezco a todos su tiempo y comprensión ¡qué disfruten de la lectura!


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Noah abrió los ojos para encontrarse con un mundo que no conocía. Un oscuro mar, tan vasto y enorme que se extendía hasta donde llegaba la vista. Las tenebrosas nubes, templadas y negras vigilaban solemnes desde el cielo. Se encontraba flotando en las aguas, o tal vez hundiéndose, su percepción no era muy clara. Aún así estaba tranquilo, por alguna razón sentía una anormal paz que lo regocijaba, tan familiar y cálido como el abrazo de una madre. Y así sentía que tenía compañía a pesar que no podía identificar una figura o silueta, mas si una presencia.

—Pobre criatura— una voz indefinida, o más bien no podía identificar ningún tono, las palabras llegaban directamente a su consciencia— Tan frágil y débil. Tan patético que das un poco lastima. Y esa incompetencia tuya te está arrebatando a tus seres queridos, pues no puedes defender a nadie, ni a ti mismo. Triste, ¿no es cierto?

Esas palabras, las intenciones que transmitían lo llenaban de impotencia. Queriendo refutar y negar todo pero no podía aunque quisiera. Empezó a sentir como se hundía, dejando atrás esas oscuras nubes. Y una oleada de recuerdos azotó su mente. Flygon destrozando a su equipo y a él. Leilah tomando su lugar en el ataque que acabaría con su vida. La sonrisa de Leo al sacrificarse para derrotar a Laymon. Y su padre frente a él, acabando con Suruna frente a sus ojos y a su hermana. Deseaba ser más fuerte, no volver a sufrir nunca jamás, ser una fuerza inquebrantable.

—Acéptame y te daré el regalo de convertirte en lo que debes ser. El que librara a este mundo del sufrimiento y la agonía.

Al chico no le importaba esas grandezas de gloria o ser alguien que salve a los que sufren. Estiró la mano, buscando tomar ese poder para usarlo contra sus enemigos, para no volver a temer nunca más. Pero una criatura llena de luz aterrizó en su brazo, erguida y elegante se posaba sobre él. Las lágrimas del Lucario brotaron y cayeron por sus mejillas. Sin prestar atención como la omnipotente presencia desaparecía con su llegada.

—No te dejes engatusar, maestro —La Espeon veía a su entrenador con amor y afecto, sonriendole y negando con la cabeza.—Este no eres tú, no eres débil sino fuerte. No necesitas nada más.

—Stella... Yo...—Las palabras no lograban salir, estiró ambos brazos y la acercó para abrazarla con fuerza, temiendo no fuera real y que si la soltaba se volvería a ir nuevamente.

—No lo sientas, no fue tu culpa y no me arrepiento. Sé fuerte por tus propios medios.—se refregó ella contra su mejilla y le sonrió con cierta tristeza—Por favor, no te dejes derrumbar de nuevo... Y cuida de Noir por mi, ¿si?

—No, espera, no te vayas yo...

Los ojos de Noah se abrieron en una habitación blanca— Lo lamento— fueron las palabras que salieron de su boca, se escuchaba algo ronco, pestañeó un par de veces para entender la situación. Tenía el brazo derecho levantado, el cual estaba cubierto de vendajes hasta más allá del hombro. Suspiró y dejó caer su mano hasta el suave colchón en el que estaba acostado.

—Un sueño eh...— se dijo así mismo y con una mirada apagada empezó a recorrer el lugar. A primera vista parecía la habitación de un hospital, se dió cuenta de un equipo de monitoreo junto a él, mostrando sus signos vitales con constancia, también estaba un ventanal que conectaba con un pasillo y se podía ver dentro de la habitación. Del otro lado estaba una mesa y un par de sillas, colocadas alrededor de una ventana a la cual apenas entraba luz debido a una cortina en la misma.

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