Capítulo 19. 🦋

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Carson

No confiaba en Graham y tampoco confiaba en el padre de Valerie. Lo que quería decir es que no confiaba en ninguno de los hombres que la rodeaban, ellos solo querían sacar provecho al hecho de que nació siendo mujer, que es hermosa e inteligente. Su padre la vendió a Graham y este solo la quería para tener una buena imagen ante los demás y su hermano disfrutaba de todos los beneficios que le daba ser el cuñado de Mark Graham. Era un imbécil poco hombre que no podía afrontar las consecuencias de lo que sus actos dejaban.

Tan no confiaba en ellos que dudaba mucho de todo lo que su padre decía y hacía. Era un hombre desagradable, machista y misógino con sus propias hijas, su única adoración era el dinero y su hijo Andrew, haría lo que fuera por él, el problema es que no se ensuciaba las manos, sino que ponía a los demás al frente para que se sacrificaran por su niñito antes de que él perdería algo, más de lo que su hijo le hizo perder a lo largo de los años. Tal fue el caso de que vendió a su hija mayor para pagar las deudas de su vicioso hijo.

Estaba seguro de que su madre no las dejó desamparadas y que todo lo que el viejo Balfour les dijo fueron solo mentiras para que se vieran acorraladas. A ese hombre lo creía capaz de cualquier cosa con tal de tener dinero sin tener que trabajar.

Escuché golpes en la puerta, me puse de pie y le bajé el volumen a la televisión para que Mabel se quedara acostada. Caminé hacia la puerta con cuidado. La herida me dolía y empezaba a picar, no estaba al cien por ciento, pero ya quería regresar a trabajar. Aunque Valerie decía que estaba bien y que no había pasado nada no le creía, conocía a Graham tan bien que sabía que algo le hizo, no me lo iba a decir en ese momento, tal vez tenía miedo de lo que él le pudiera hacer y estaba bien, no la iba a obligar a hacer nada que ella no quisiera.

Abrí la puerta y me encontré con Blaine, un viejo conocido de la SCD. Me miró de arriba abajo y dio un paso dentro palmeando mi hombro derecho.

—Evan, te ves del asco —cerré la puerta. Blaine giró sobre sus talones y metió las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Gracias, es un halago escucharte —me quejé cuando una punzada se instaló en mi herida. Blaine frunció el ceño.

—Ya estoy aquí.

—Pensé que ibas a tardar más —le dije y caminé hacia la cocina para servirle un poco de agua o té, lo que él quisiera —. ¿Agua? —lo miré y asintió con la cabeza.

—Mineral —añadió.

—Puedes tomar asiento —no demoró en sentarse en uno de los sofás alejado de Mabel. Tal vez pensaba que lo iba a morder, pero lo único que Mabel mordía eran sus premios o carnazas.

—Me llamaste y supe que era importante. Tú nunca llamas —tenía un buen punto.

Me acerqué a la nevera, la abrí y saqué una botella con agua mineral, cogí un vaso y serví un poco de agua. Regresé al lado de Blaine entregándole el vaso.

—¿Qué es eso tan importante que necesitas de mí? —alzó una ceja.

—Tienes muchos contactos y sabes hacer muchas cosas —en sus labios se dibujó esa sonrisa altiva —. Necesito que busques en los registros de la ciudad...—me detuvo alzando una mano.

—Espera, ¿qué? —preguntó, incrédulo.

—Hay una persona y su madre falleció hace años, dejó un testamento donde le deja todo a su hijo único hijo —ya estaba comprendiendo porque relajó los hombros y dejó caer la espalda contra el respaldo del sofá.

—Ajá.

—No creo que esta persona le hubiera dejado todo a su hijo cuando tenía dos hijas más.

—¿Y crees que falsificaron ese testamento? —preguntó y asentí.

Mala Costumbre 🦋 (COMPLETO)Where stories live. Discover now