20

281 63 27
                                    

Son más de las doce de la noche en Chicago y una hora más en Cleveland

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Son más de las doce de la noche en Chicago y una hora más en Cleveland.

Sin embargo, no es eso lo que me preocupa sino que Veronika no ha hecho ni un intento por contactarse conmigo. Es cierto que no hemos estado durmiendo con todas las de la regla esta semana ya que disfrutamos de nuestros cuerpos más de lo posiblemente humano, pero ese aguijón de orgullo me pincha en el centro de mi pecho.

¿Se ha olvidado de mí?

¿Y si no he sido más que un juguete para ella durante este tiempo? Inseguridades y celos asoman sus cabezas injustamente; fue ella quien me pidió quedarme haciéndole compañía las últimas semanas, fue Roni quien me abrió las puertas de su casa y de su vida desinteresadamente.

¿Qué derecho tengo de reprocharle su atención exclusiva?

En pocos días regresará a su trabajo, a su verdadero amor.

Estas semanas han sido una locura de sexo, aventura y sentimientos, una revolución a todo nivel.

Reconocer ante Kate, la psicóloga y no la amiga, cuánto me importa Roni, fue aliviador y desconcertante. Jamás he sentido algo más que cariño por mis compañeras femeninas; ni siquiera Tessa, mi polvo regular, ha logrado vencer mis murallas.

Enjuago mi boca y me refriego la cara, sabiendo de antemano que no será suficiente para quitarme la resaca venidera. Mis sienes latirán como trombones en una orquesta en pocas horas más.

Me cubro con las sábanas negras que se ajustan en mi cama y miro mi teléfono. Busco el contacto de Veronika y pulso sabiendo que debe estar durmiendo.

Entonces, ¿por qué la despierto?

Hacia el final del primer ring, ya está atendiendo con voz somnolienta.

―Mmm...¿hola?

―Nena, soy yo.

El silencio no es buena señal, aunque es lógico teniendo en cuenta que es demasiado tarde y debe estar en la cama.

―¿Fabien? Dios, me tenías preocupada.

―Lo siento. Llegué a horario, pero fui a buscar mi gata a casa de mis vecinas y...

―Oh, sí. Entiendo. ―Su tono es cortante como una daga y creo saber el motivo.

―¿Qué es lo que entiendes?

―Tú y tu vecina.

―Es lo que dije: fui a por mi gata. Se hizo tarde y cené con una de ellas.

―Por supuesto. Cena. Charla. ―Adormilada y todo da espacio a los pequeños celos que se delatan en su atormentada voz.

―Sí, hablando. Ella es terapeuta.

―¿Y da sesiones privadas por la noche? Vaya, servicio de lujo ―Parece que se despertó de golpe y necesito sacarla de dudas cuanto antes.

"Soy tu venganza" CompletaWhere stories live. Discover now