Después de casarse en circunstancias inesperadas lo que más desea Daisy Brandley es ganarse el corazón de su esposo; John Bertham. Lo ha amado y observado en secreto desde que lo conoció y ahora lo que más anhela es ser feliz a su lado. Pronto se da...
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Daisy
El silencio en la sala permaneció por un rato, todos parecían estar procesando lo que acababa de decir.
—¿Que ha dicho? — Pregunto Diane incrédula. — ¿Casarse? ¿Con John? — No creía lo que escuchaba. Así que asintió algo tímida.
—Señorita Brandley, creo que no sabe lo que está diciendo. — Aseguro el señor Bertham. Tampoco le creía. Parece que nadie en esa sala lo hacía, sabía que todo había sido repentino, de repente decía que se iba a casar. Y con John, con quien casi no la habían visto tener interacción. Pero nadie conocía lo que sentía realmente, le gustaba John desde hace mucho y quería ayudarlo por no decir salvarlo.
—Yo... —No sabía que más decir.
—Lo hemos decidido. —Escucho a decir a John de repente.
—Es lo más ridículo que he escuchado en mi vida. — Proclamo Diane.
—No tiene sentido. — murmuro el señor Bertham. Diane se acercó a ella.
—Puede decirme con toda confianza si la ha amenazado. — Le dijo, lo cual la sorprendió, no entendía porque creían que John era tan malo, sabía que era impulsivo, gruñón, pero en el fondo era alguien dulce. Lo había notado observándolo con los años.
—¡Pero qué cosas dices! —Exclamo John desde la cama. Quiso moverse, pero el dolor evito que se levanté.
—C-Claro que no.—Aseguro Daisy.
—Todo esto es repentino. —Escucho decir a la señora Bertham, se había quedado callada por un rato, pero ahora hablaba. — el matrimonio no se puede decidir a la ligera.
Y tenía razón, igual le hubiera gustado tener un compromiso antes, pero la situación no era la mejor, iban a matar a John, él necesitaba de su dote, si no pagaba hasta podrían dejar a los Bertham en la calle. Pero esas cosas nadie podía saberlo.
—Su padre ¿Acaso lo sabe? — Le pregunto el señor Bertham. Daisy negó con la cabeza. No había ni pensado en cómo podría reaccionar su padre. Todo parecía más complicado de lo que pensaba.
—Señorita... — Escucho decir a Margaret. Igual parecía estar conmocionada por la noticia. — Esto tiene que decirle a su padre primero.
—Es lo apropiado. —Añadió el señor Bertham.
—Estoy segura que no la dejará casarse con mi hermano. — Pronuncio Diane. ¿Sería eso verdad? Nunca vio a su padre y John intercambiando palabras, solo saludos, así que no tenía idea, solo que los mejores rumores de John no existían, hace unos días se había peleado en la velada, por ayudarla. Pero nadie lo veía de esa forma, sino un loco borracho problemático.
—¿Por qué dices eso? — Pregunto John.
—¡Todo el mundo sabe que te has endeudado hasta los huesos! —Proclamo Diane.
