capitulo 14

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Cuando la alarma suena a las cuatro y cuarenta y cinco de la mañana, creía que me iba a morir; nunca en la vida un trabajo me pedía que me levantara tan temprano.

Me volteo ha apagar ese ruido irritante de la alarma y me topo con la espalda de Samanta que se quedo fascinada una vez que entro en la casa y por resultado se quedo a pasar la noche. 

-¿Samanta, eres una jodida piedra, no escuchas la alarma? Despiértate-la muevo para que reaccione.

Ella por su parte se desarruga como toda bella durmiente y me grita, culpándome de haberla hecho quedar, yo salgo de la cama haciendo caso omiso a sus palabras.

-No dijiste que me ayudarías con mi peinado- mis palabras hacen que se levante como un resorte.

Entró riendo en el baño y observo todas las bolsas encima del mueble del lava manos. Me quito la bata de pijama que tenia y me adentro a la ducha, que por cierto tenía agua caliente ¡ Otra de las muchas cosas que amaba de mi casa!

Ayer Samanta y yo, después de salir del Spa, al ver que nos sobraba dinero, no perdimos el tiempo y fuimos a comprar puro maquillaje y implementos de aseo personal.

-Primero te peino y luego elijo tu uniforme- Samanta coge la hoja de las reglas del vestuario- ¿ Qué empresa se toma el trabajo de hacer esta mierda?

-Mkcloud siempre quiere ir un paso adelante de todas las disciplinas organizativas- digo saliendo de la ducha.

Samanta y yo nos hemos visto tantas veces desnudas, que ya era muy normal entre las dos tener está intimidad.

-Aunque no son los únicos, en china, la empresa más importante de todo el país usa los mismos métodos- Samanta me pasa una bata y me indica que me siente.

-¿En serio te levantarás todos los días a arreglarte a esta misma hora, solo para vengarte de las palabras de tu jefe?

Sonrió al espejo, el Spa me cambio la perspectiva de mi imagen. Ese maldito hijo de puta se iba a tragar el haberme menospreciado y tratado con tanta inferioridad.

-Lo haré cada día- digo muy segura- tengo demasiado amor propio como para dejar que un don nadie me diga que no valgo nada.

-Miz. Creo que le estas dando mucha importancia al asunto- dice Samanta prendiendo el secador.

Niego con la cabeza. Samanta nunca entendería como me sentía cuando un hombre solo hacia lo que el queria y los demás a su alrededor sólo observaban sin hacer nada al respecto.

Después de una hora, Samanta termina mi peinado.

-¡Estas que ardes!- dice emocionada, poniendo sus manos en mis hombros y sonriendome

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-¡Estas que ardes!- dice emocionada, poniendo sus manos en mis hombros y sonriendome.

-Aún falta lo más importante- digo entusiasmada por abrir todas las bolsas de maquillaje.

EL OSCURO CORAZÓN DE ADAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora