-Es la primera vez que lo veo en pijama, y se ve adorable- comentó sonriente.

Su mameluco gris con perritos estampados por toda la tela, era toda una obra de arte.

-Todo el tiempo es adorable- defendí.

-Sabes a lo que me refiero- dijo con esa mirada que evitaba problemas.

Metí un pedazo de carne a mi boca, y solo los observé jugar con la comida.

Había visto fotos de Alexander durante los dos años que estuvimos separados, y se veía terrible. No tenía muchas fotos en internet durante esos meses, porque se había desaparecido y su padre se había hecho cargo de la empresa, pero las pocas que existían, solo gritaban lo mal que se sentía. Unas ojeras enormes, barba descuidada y piel mas blanca que la leche.

Y ahora que estaba frente a mi haciendo malabares para que Rafael no tirará el jugo, ya no se parecía en nada a esas imágenes.

La sonrisa iluminaba sus ojos y se veía tranquilo y relajado. A eso le llamaba "Efecto Rafael", pues justo había hecho lo mismo conmigo.

Su presencia me había sacado de mi miseria.

Y ahora lo estaba haciendo con él, y solo hacia pensar mas en el momento en que cada uno tendría que seguir su vida en diferentes lugares. Ya no sería lo mismo verlo una vez a la semana, pues Alexander tenía una empresa y negocios aquí, y yo tenía mi trabajo y familia allá.

Sin contar que él algún día tendría su propia familia, y tal vez yo la mía. Lo que nos haría mas complicado estar en la vida del otro.

Quité esa idea de mi cabeza. No me quería amargar el día de hoy.

-¿Lista para la cena?- preguntó mirándome por primera vez en diez minutos.

-Estoy lista, pero muy nerviosa- respondí.

-Ellos lo tomaron bien, y están felices por conocerlo. No tendrás que preocuparte por lo que te dirán o por como te verán-

Agradecía su intento de calmarme, pero no funcionaría.

-Lo sé, pero es un gran paso, tengo años sin verlos y de alguna manera también eran una parte importante en mi vida que perdí-

-Y te sientes de la misma manera en la que te sentiste cuando yo aparecí- dedujo Alexander.

Asentí.

-No sé si estoy dispuesta a volverme a encariñar con algo que puedo volver a perder- dije sincera.

Realmente no estaba lista para tener otra perdida de la magnitud anterior. Y aunque ya no estaba sola, me dolería mas que Rafael perdiera lo que yo había perdido.

-No vas a perdernos otra vez, o al menos, no me vas a perder a mi- habló con honestidad.

Estiró su mano y tomó la mía. Rafael solo gateó lejos de nosotros, lo que nos permitió acercarnos más.

-Eso me dijiste una vez y mira en donde estamos-

Sabía que hablar de esto era muy difícil para ambos, pero era necesario. No íbamos a ignorar que alguna vez estuvimos casados y hacíamos todo lo que eso implicaba, y un día ya no éramos nada. No hablar del tema no significaba que nada había pasado.

-Fui un estúpido en toda la extensión de la palabra- comenzó a decir -No hay día en el que no me arrepienta de todo lo que hice y dije, no sabes lo tonto al no luchar por ti y dejarme manejar por la maldita de Alexa, quien logró que quería. No hay segundo en el que deseé regresar el tiempo y hacer las cosas bien contigo-

Siempre Contigo #3Where stories live. Discover now