Capítulo 12

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Regresar al trabajo después de casi un año de licencia prenatal y postnatal era todo un desafío para Margaret Carter, pues extrañaba mucho a su bebé. Mandy ya tenía seis meses de vida y la leche en fórmula era de gran ayuda para muchas mujeres que deseaban retomar su vida laboral.

Peggy agradecía profundamente aquel invento pero no podía evitar ese sentimiento de tristeza que embargaba su corazón al dejar a su bebé en casa. Confiaba en los Jarvis para el cuidado de su niña, pero la idea de que su pequeña creciera en un abrir y cerrar de ojos la deprimía.

— Si quieres puedo quedarme un par de meses más — La voz de Chester la sacó de sus pensamientos.

El hombre la miraba fijamente tratando de adivinar sus pensamientos. Peggy negó con una enorme sonrisa, otra cosa que agradecía era el apoyo de su padrastro, pues ambos mantenían una bella relación padre e hija apesar de que Amanda ya no estaba para acompañarlos.

— Estoy seguro de que ella te extraña tanto como tú — Dijo Chester tomando el retrato de Mandy del escritorio.

La castaña asintió y procedió a dejar atrás la melancolía para concentrarse en el trabajo. Philips le había entregado varios informes y otros reportes de lo sucedido durante su ausencia, tenía mucho trabajo pendiente y no pensaba seguir posponiendo sus deberes.

— Bueno, a trabajar — Dijo antes de comenzar a leer.

— Tómalo con calma y si necesitas ayuda, sólo llámame — Sonrió el mayor.

— No te preocupes, estaré bien — Aseguró.

— De acuerdo, pero promete llegar para la cena. Pasaré a ver a los niños esta tarde y espero verte ahí para comer — Condicionó.

— Ahí estaré Ches — Prometió.

El mayor se acercó para depositar un beso en su mejilla como despedida y se marchó. Peggy se sumergió en su oficina entre papeles e informes. Las horas pasaron sin siquiera notarlo saltándose la hora del almuerzo y si Howard no hubiera llegado tal vez se saltaría el horario de salida también.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó confundida.

— Llevarte a casa — Respondió con simpleza — Hank dice que no te vió en el almuerzo y Janet me comentó que no has salido de la oficina — Dijo frunciendo el ceño.

— How, ahora no. Tengo mucho que hacer — Se quejó.

— Peg — Su tono de voz sonó a una advertencia — Tienes tiempo. Ahora vamos a casa, los niños nos esperan — Recordó.

La castaña profirió un suspiro y asintió de acuerdo con su esposo. Si no comía pronto probablemente se desmayaría en medio de la oficina, sin mencionar que extrañaba demasiado a sus dos revoltosos hijos.

Alejándose de los cuarteles de Shield y divisando las cercanías de su hogar fue donde Peggy recordó que ella era su propia jefa, entonces, continuó agradeciéndole a la vida por su trabajo como Directora de aquella organización antiterrorista.

Su viejo trabajo como espía la mantuvo de misión en misión y la mayoría de ellas lejos de la ciudad y sobretodo lejos de su hijo Arnold. Agradecía el hecho de poder llegar a casa todos los días porque ahí sus hijos la esperaban con ese amor incondicional que siempre le brindaban.

— Mamá, papá — Ahí estaba la sonrisa de Arno.

El niño corrió a los brazos de sus padres, mientras que la pequeña Mandy agitó sus bracitos desde su posición en su asiento para bebes. Peggy abrazó a su hijo y Howard revolvió sus cabellos antes de posar su mirada en la bebé que alzaba sus brazos para que la cargaran.

Un Futuro DiferenteOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz