Capítulo 7

132 10 3
                                    

Cinco Años Después

Un pequeño niño pelinegro con intensos ojos marrones corría por los jardines de la mansión Stark. Su padre se había ido a trabajar, su madre estaba en una importante misión y Jarvis había salido de compras.

— Es mi oportunidad —  Susurró.

— ¿Qué haces chamaco? — La voz de su tío lo sobresaltó.

— ¿Qué haces aquí? — Quiso saber aún sorprendido.

— Viendo cómo intentas escapar de Ana otra vez — Respondió alzando una ceja.

— Aquí es aburrido — Contestó frunciendo su ceñito.

Arnorld pasaba sus días en la mansión con un intensivo plan de educación apto para su edad. No obstante, siempre terminaba escapando de cada maestro que pretendía educarlo.

Su padre Howard lo mantenía estudiando la mayor cantidad de tiempo posible, apesar de los reproches de su madre Peggy, pues aunque no estaba de acuerdo, nunca estaba en casa para evitarlo.

— Tal vez podría convencer a Howard — Sonrió.

— Tío Eddie. Dile que quiero ir a la escuela — Suplicó.

— Lo intentaré, aunque ya sabes lo sobreprotector que es él — Recordó.

El hermano menor de su padre, Edward, vivía junto a ellos en la mansión Stark mientras estudiaba finanzas en la universidad. Pronto comenzaría a trabajar en la empresa familiar o al menos eso había oído decir a los adultos.

La llegada del automóvil de Jarvis llamó la atención de Eddie y Arno por lo que ambos pelinegros se dirigieron a la entrada de la mansión. Grande fué la sorpresa del más pequeño al ver a su madre, Peggy.

— Mamá — Exclamó corriendo hacia ella para abrazarla.

— Te extrañé — Murmuró Peggy agachándose a su altura para poder abrazarlo mejor — No volveré a irme tanto tiempo — Prometió.

Los años podían pasar en un abrir y cerrar de ojos, así lo había sentido Margaret Carter hasta ahora, pero aunque su hijo acababa de cumplir los cinco años este siempre sería su pequeño y consentido bebé.

— Ya estoy en casa — La voz de Howard se hizo presente.

— Papá — Exclamó el más pequeño.

— ¿Estudiaste mucho hoy? — La misma pregunta de siempre.

— Sí — Contestó con una sonrisa nerviosa, pues aquella afirmación era una gran mentira.

— Ya le preguntaré a Ana — Mencionó el mayor entrecerrando los ojos antes de enfocar su mirada en la castaña — Peggy — Sonrió.

— Howard — Correspondió la sonrisa del hombre antes de depositar un cálido beso en su mejilla derecha — ¿Cómo se ha portado nuestro pequeño? — Cuestionó cariñosamente.

— Algo travieso, pero es un buen niño. Ha progresado en sus estudios — Comentó.

— Quisiera que estudiara en una escuela normal — Mencionó frunciendo el ceño.

— Peg, la educación en casa es más avanzada — Objetó.

— Me preocupa más la vida social de Arno. Tiene cinco años y ni siquiera tiene amigos — Espetó molesta.

— Bien. Buscaremos una escuela — Bufó el pelinegro, pues no estaba nada de acuerdo.

Esa misma noche cuando el pequeño Arno yacía plácidamente dormido en su habitación. Howard y Peggy se reunieron en la oficina del mayor para discutir no sólo la mejor educación para su hijo, sino también su entorno social.

Un Futuro DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora