Capítulo 2: Un lugar para mí

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Al llegar a su casa puede observar las botellas en la entrada, eso solo puede significar dos cosas: adolescentes se establecieron en la mañana a beber o un hombre borracho bastante molesto se acordó de dónde vivía

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Al llegar a su casa puede observar las botellas en la entrada, eso solo puede significar dos cosas: adolescentes se establecieron en la mañana a beber o un hombre borracho bastante molesto se acordó de dónde vivía. Al abrir la puerta un hedor a alcohol le invade, lo que le hace hacer un gesto involuntario de desagrado. Se apresura a revisar que no falte nada, pero se detiene al ver al señor dormido en el sofá con una botella aún media llena al lado. Tiene la misma ropa con que lo vio la semana pasada.

—Tch... ¿Por qué no te mueres de frío en la noche, vago? —Deja de hacer ruido y camina al cuarto asegurándose de guardar bien la ropa del trabajo y accesorios—. ¿Qué harías si supieras esto?

Luego esconde el dinero en el fondo del armario y algunas cosas en la mochila, se maquilla en tonos claros y se detiene frente al espejo observando su reflejo.

"¿Asesino serial? Por muchos que haya no va a ser peor que estar aquí cuando él despierte", piensa mientras revisa en su celular dónde era la fiesta escolar. "¿Debería? Realmente yo no iría, esto sería algo más de ella".

Apoya sus manos en el rostro aun mirándose en el espejo, para decidirse primeramente a salir de casa en silencio enviando un mensaje de texto a Danna.

 Apoya sus manos en el rostro aun mirándose en el espejo, para decidirse primeramente a salir de casa en silencio enviando un mensaje de texto a Danna

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Se dispone a abandonar su departamento y termina topándose en el pasillo con aquel vecino, ese que le hace quedarse muda. Logra armarse de valor para dirigirle la palabra.

—¡Héctor! —Hace silencio al notar lo alto que habló—. Perdón, era que... —Se da cuenta de que no tiene algo por lo cual llamarlo, solo lo hizo, por impulso, por querer hacerle dar la vuelta, por llamar de alguna forma su atención ¿Por qué toda la inteligencia que tiene desaparece al verle? Es algo que no sabe, y le molesta no tener el control de la situación. La joven sale de sus pensamientos ante la interrupción de aquel hombre.

—Tranquila, puedes darme el paraguas luego, aún quedan muchas lluvias este mes, además, tengo otro. —Se maldice a sí misma por parecer tan estúpida ahora, era claro que tenía la justificación perfecta.

—No, pero no era solo eso, quería preguntarte...Si querías hacer algo. —Lo piensa dos veces, y ¿Por qué no usar la carta que siempre usa? Su inocencia—. Mi padre volvió a casa borracho otra vez, quería saber si podía quedarme contigo hasta que se le pase.

Reflejo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora