Capitulo 1

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Newgate la primera vez que lo vio, pensó en lo pequeño que era. Apenas y con esfuerzo le llegaba a la rodilla.

Los ojos del Niño no daban alguna expresión a favor, solo miraban hacia abajo, con un peluche que Newgate diría que era algo con lo que él Niño dormía todas las noches a  juzgar por la apariencia de este.

Saluda Marco— la mujer le dio un pequeño empujón a marco para que se acercara. Marco se hizo pequeño en su lugar pero levantó su manita hacia el hombre 

Newgate sonrió y la tomó suavemente.

Hola marco, que gusto conocerte— el pequeño levantó la mirada viendo al hombre, para el Niño era un gigante, vaya pues Newgate es un hombre muy grande. Incluso se tuvo que agachar para saludar al Niño.

Marco, se buen Niño y espera aquí ¿si?— Marco asintió levemente, la mujer del orfanato le dedicó una última mirada para decirle a Newgate que lo siguiera.






Marco es un buen Niño Señor Newgate, su padre biológico era una mala persona, por lo tanto le pido paciencia.. es un niño que necesita mucho amor— Newgate ya sabía de eso, y se había enojado en su momento, entendía la preocupación de la mujer, pero Newgate estaba dispuesto a ayudar al Niño.

No se preocupe, Marco estará a salvo conmigo— dijo, la mujer sonrió y sacó los papeles.

Cuando Newgate volvió a donde marco, después de casi unos veinte minutos. Vio al Niño en el mismo lugar, parado sosteniendo aún su peluche.
Frunció el seño levemente, se acercó lentamente el niño se tambaleaba, cuando vio a Newgate retrocedió un poco.

Marco, es hora de que te vayas— La mujer tomó la mano de marco, mientras que Newgate llevaba la maleta del niño a su auto.
Marco solo movió su manita a la mujer a la hora de despedirse mientras Newgate le agradecía.

El camino fue silencioso. Newgate veía a marco de vez en cuando, después compraría una silla para el, le daba pendiente que estuviese sentado sin ninguna protección.

Cuando llegaron a su casa. Newgate miró como él niño se quedaba  en el pasador de la puerta, esperando.

Ven marco, te enseñaré tu habitación— Newgate le extendió la mano, marco duro en tomarla pero lo hizo, ayudándole a si a subir las escaleras.

Newgate se había anticipado, había arreglado una habitación. Había comprado peluches, juguetes, incluso le había puesto cortinas de dinosaurios.

¿Te gusta? Es tuya— Newgate esperaba una reacción totalmente diferente a la que vio, creo que incluso se asustó.

El niño miraba todo con asombro, mientras pequeñas lágrimas salían de sus ojitos. Newgate se quedó en blanco por unos segundos.
Pero después atrajo el pequeño cuerpo del niño cargándolo a su vez dándole un fuerte abrazo.

Newgate se sentía mal, los niños no deberían de tener este tipo de reacciones, no había sido llanto del felicidad, él lo sabía.

Con los días. Newgate le fue comprando ropa a marco, había descubierto que al Niño le gustaba dibujar, a si que se encargó de buscarle un pizarrón y muchas cosas para que dibujara.

¿Marco?— Newgate entró a la habitación de manera pausada. Miro a marco dibujando, en el piso sobre una hoja blanca.
El niño al enterarse de su presencia, se asustó y escondió el dibujo que hacía.

Newgate entendió esa reacción. Marco, se escondía para jugar, también lo hacía para dibujar. Newgate se las había arreglado un poco para ver sus dibujos, pero claro le gustaría que marco se los enseñara.

Algo que también quería. Era que Marco hablara con él. Según la mujer del orfanato, Marco tenía cinco años, por lo cual debería de articular algunas palabras.
Pero desde que había llegado no lo había echo. Newgate muchas veces tenía que adivinar que era lo que quería. Por qué marco no mostraba comodidad o incomodidad por algo. No sabía que le gustaba comer, o si le gustaba ver la televisión.

No quería interrumpirte ¿quieres venir a comer ya? ¿O quieres esperar un poco?— También, la comida. Marco no comía mucho, la primera vez que comieron juntos Marco quiso acabarse todo como lo había echo Newgate, pero le fue imposible y vomito.

Lo cual normalmente preocupó a Newgate haciendo que se levantara apresuradamente para querer socorrer al niño.
Marco no pensó eso, en vez de eso se puso a llorar y a cubrir su cabeza con sus manos mientras se hacía pequeño en su lugar.

Newgate, se sintió furioso con esa reacción pero no dejó que afectara al Niño. Simplemente tomó suavemente a marco entre sus brazos y lo arrulló.

Esta bien marco, si no puedes comerlo todo ¿te sientes mal verdad?— Marco no contestó a eso, se quedó dormido en el camino hacia la ducha, en donde Newgate se encargó de limpiar su cara y cambiarlo de ropa.


Marco miró a Newgate. Asintió lentamente. Lo cual hizo sonreí al hombre.

Bien, puedes terminar tu dibujo en lo que yo te sirvo ¿si?— con eso cerró la puerta de la habitación para irse.

Marco miró el dibujo, era un dibujo de él y el señor. Marco aún no sabía si podía decirle padre, esperaba que si. Esperaba que el señor no se enojara con él, Marco sabía hacer cosas productivas, pero le gustaba más dibujar, aunque fuera una pérdida de tiempo como solía decir su padre.






Para Newgate despertarse a las una de la mañana sería algo por lo que molestarse mínimamente un poco, pero al ver la causa de su desdicha cambió su cara. Marco había entrado a su habitación queriendo subir a su cama.

¿Marco? ¿Pasa algo— Eran la una de la mañana. Newgate se talló la cara para mirar al niño quien le enseñaba un dibujo tomado por sus dos manitas.

Ah.. ¿es... ¿es para mi?— el pequeño niño asintió. Newgate tomó el dibujo entre sus manos y sonrió al ver lo que era. Era el, y marco dibujados de una manera peculiar, estaba escrito el nombre de marco, y en el de el estaba la palabra "Padre"

San Valentín— Era la primera vez que Newgate escuchaba su voz pero trató de que no se mostrara.

Oh, ¿es por san Valentín? Gracias marco, me gusto mucho ¿te parece si cuando amanezca te llevo por tu regalo?— el niño lo miro de manera expectante.

Si, estaban a la una de la mañana mirando la tele mientras comían un helado con toda la azúcar del mundo, (a petición de marco). Pero Newgate esa madrugada pudo apreciar como el niño sonreía o daba pequeñas sonrisas al ver la televisión y no pudo ser más feliz.

PapáWhere stories live. Discover now