03 • (no) hay problema.

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La jornada laboral había sido eterna, no habían logrado parado ni un segundo a tomar un mate en toda la tarde. Estaban muertos pero por suerte ya era la hora de cerrar la carnicería e irse a sus hogares a dormir plácidamente para recuperar la mayor cantidad de energía posible ya que mañana sería un día igual de atareado o incluso peor.

Lisandro se desató el delantal por la espalda, luego se lo quitó y lo metió en una bolsa para después poder lavarlo en su casa. Posteriormente se higienizó las manos y tomó su celular para ver si el Chiqui había confirmado el pedido y así poder dejarlo anotado en el cuaderno.

Cuando desbloqueo su teléfono pudo ver que efectivamente tenia una respuesta pero no era del Chiqui y al leerlo no pudo evitar que la vergüenza se apoderara de él. Sintió como el rostro le comenzaba a quemar y estaba seguro de que el rosa el su nuevo tono de piel.

──Carni, vamos a lo del Toro y Ale con Paulito a comer unas pizzas, ¿te prendes? ──su amigo Nicolás había entrado al cuarto con una sonrisa y la mochila en la espalda, con gesto despreocupado como siempre.

──Vos sos un boludo. ──Lisandro dejó su teléfono en la mesa y se tapó la cara mientras su amigo trataba de pensar porque se lo decía.

──¿Y yo que hice? ──se acercó rápidamente mientras su cabeza le brindaba recuerdos de las posibles cagadas que se habia mandado. ──¿Es por qué te manché el delantal rojo con lavandina? Fue sin querer, es que estaba jugando con Paulo y la enana y...

──No, Ota, no es por eso. Sos un boludo porque te mandan a hacer una sola cosa y la cagas. ──levantó la mirada con cansancio. ──Anotaste cualquier verdura, pa, y ahora quedé como el orto con un desconocido.

──Uh, ¿qué cosa anoté mal?

──Él número del chiqui. ──Nicolás cerró los ojos. ──Encima parece que no le hizo ni gracia al chabon mi chiste. ──le mostró el teléfono.

──Uh, pero capaz que si le gustan los chorizos. ──no pudo evitar soltar eso cuando leyó lo de Grindr. Si bien Lisandro era bisexual él no se metía en ese tipo de cosas y seguramente desconocía la aplicación.

──Le voy a pedir disculpas, quedé re desubicado. ──mientras negaba y comenzaba a guardar sus cosas en la mochila.

──Bueno, ya está, fue un error. Tampoco es que lo vas a conocer, seguro es de la Pampa. ──trató de aliviar a su amigo. ──Punto a parte, ¿vas a comer con nosotros?

──Sí, pero solo porque quiero ver a mi sobrina. Sino se va a olvidar que soy su favorito tío y padrino ──resaltó la última palabra──favorito.

──Sí, sí, claro. ──resto importancia a las palabras de su amigo. ──Cuchame, mañana yo me pego un pique a lo del Chiqui y soluciono lo del pedido, no te hagas drama.

──Dale, tranqui. Igual mañana lo vemos. ──Lisandro metió el delantal en la mochila y tomó su celular.

Chiqui Tapia
+54 11 1812 2022

Hola, discúlpame por el mensaje de hoy. Mi compañero de trabajo anotó mal un número y yo quise hacerle una broma al cliente. Te pido mil disculpas.

Bloqueó su celular y lo guardó en el bolsillo. Esperaba que del otro lado no lo putearan y aceptaran sus disculpas. No había nada que odiara más que quedar como un maleducado. Su familia, tanto su mamá como sus tíos siempre le enseñaron a ser educado y respetuoso.

──Carni, vamos que Enzo me dijo que Nina no deja de llorar. ──Lautaro le gritó desde la parte delantera del local.

──Pobrecita mi enana── Lisandro salio del pequeño cuarto para encontrarse con sus amigos──, también como para no llorar si la dejas con el turro ese. Seguro que le hizo el pasito tiro tiro tiro puñalada puñalada otra vez. ──a medida que se acercaban a la salida iban apagando las luces del lugar.

carnicero | ( cutilicha ) pausado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora