Prólogo

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GROWL

Ojos abiertos. Labios partidos. Mejillas enrojecidas. Piel pálida. Parecía un muñeco de porcelana: grandes ojos azules, cabello color chocolate y cremosa piel blanca; frágilmente hermoso, algo que él no estaba destinado a tocar con sus brutales manos llenas de cicatrices. Sus dedos encontraron su muñeca; el latido de su corazón revoloteando como un pájaro. Él intentó luchar, intentó ser valiente, intentó hacerle daño, tal vez incluso matarlo. ¿Realmente había tenido la esperanza de tener éxito? Esperanza; hacía que la gente se volviera tonta, les hacía creer en algo más allá de la realidad. Él se había despojado del hábito de la esperanza hacía mucho tiempo. Sabía lo que era capaz de hacer. Él había tenido la esperanza de poder matarlo. Él sabía que podía matarlo, sin lugar a dudas.

Su mano trazó la suave piel de su garganta, luego sus dedos se envolvieron alrededor de él. Sus pupilas se dilataron pero él no aplicó presión en su toque. Su pulso martilleaba contra su ruda palma. Él era un cazador, y el otro su presa. El fin era inevitable. Había venido a reclamar su premio. Es por eso que Falcone se la había dado a él. A Growl le gustaban las cosas que hacían daño. A él le gustaba hacer daño a cambio. Tal vez incluso lo amaba; si fuera capaz de ese tipo de emoción. Se inclinó hasta que su nariz estuvo a centímetros de la piel debajo de su oreja y aspiró. Él olía a flores con un toque de sudor. Miedo. Supuso que también podía oler eso. No pudo resistirse y no tenía que hacerlo, ya no, nunca más con ella. Suya. Él era suyo.
Descendió sus labios sobre su piel caliente. Su pulso zumbó bajo su boca donde lo besó en la garganta. El pánico y el terror golpeaban un ritmo frenético bajo su piel. Y lo ponía jodidamente duro.

Sus ojos buscaron los suyos, esperando (todavía esperando, el muy tonto doncel) y rogándole misericordia. Él no lo conocía, no sabía que la parte de él que no había nacido como un monstruo había muerto hacía mucho tiempo. La misericordia era la cosa más alejada en su mente cuando sus ojos reclamaron su cuerpo.

TAEHYUNG

Siempre había sido el chico bueno. Sin embargo, eso no lo protegía. No sabía su verdadero nombre. La gente lo llamaba Growl a la cara y El Bastardo a la espalda. Ambos eran nombres que no podía haber elegido por sí mismo. Sus ojos lucían vacíos, un espejo devolviéndole su propio miedo. Era una de las manos brutales de la Camorra de Las Vegas.

Y ahora él estaba a su merced.

VENGEANCE [KOOKV]Where stories live. Discover now