Angels like you || Rafe Cameron (Outer Banks)

. 𝕾𝖚 𝖍𝖎𝖏𝖆 .

Rafe Cameron pov:

No sé en qué momento creí que esto era una buena idea.

¿Un examen de orina? ¿En qué estaba pensando?

Pero aquí estoy, frente al frasco que debo llenar para enviarlo al laboratorio y que el resultado sea negativo en cuanto a las sustancias en mi cuerpo, ¿para qué? Básicamente para que mi suegra no aleje a su hija de mi y me prohiba verla.

Las cosas que hago por ti, Daphne.

Ahora, todo indica que estoy en la ruina ya que he consumido nuevamente, entonces por razones lógicas los resultados darían positivo si el contenido del frasco fuese mío.

Y por eso estamos aquí, frente a la puerta de Topper. Gritando más de lo que me gustaría.

- ¡Topper!

- Creo que ya me has metido en muchos problemas.-comenta viendo hacia abajo una vez sale por su puerta.-

Vive en una de esas casas que tienen escaleras y son más altas que las demás.

- Oye, lamento que hayan hundido tu bote por..

- Por tu culpa.-corta mi diálogo al medio.-

El resumen corto es que Topper sigue molesto porque después de nuestra pelea con Pope, hace unas semanas, él ingresó a su bote, relativamente caro, y lo hundió.

- Solo te defendía, hermano.

- Si no hubieses golpeado a Pope aún tendría mi bote, porque ese pogue no haría nada malo porque si.

- ¿Estas hablando bien de un pogue?

- No empieces.-se da vuelta e intenta ingresar a su casa.-

- ¡Espera!-subo las escaleras tan rápido como mis piernas me lo permiten y logro detenerlo antes de que pase la puerta.-

- No quiero saber qué haces aquí.

- Sé que estas molesto y puedes odiarme de por vida luego de esto, pero necesito tu ayuda y no me iré hasta conseguirla.

- ¿Eso es una especie de amenaza?-inquiere moviendo sus rubias cejas en señal de confusión.-

- No, es una súplica.

Me observa, me pongo ansioso, creo que lo nota cuando apenas puedo verlo a los ojos, estos me pican, arden, queman como si de fuego de tratase.

Odio pedie ayuda, no es propio de mi, pero es el único amigo que tengo.

El único que no se droga.

- Pasa...pero ante el primer comentario, acción o petición estúpida, te largas.

Asiento mientras cruzo después de él las puertas de la casa que tantas veces me recibió. Los sofás blancos, las cortinas claras, los cojines que solíamos aventarle al otro y que su madre tomaba renegando con su voz mientras reíamos. La enorme tv conectada a los videojuegos que idiotamente jugamos una y otra vez, toda nuestra infancia, gran parte de nuestra adolescencia y ahora, ahora estamos aquí. Apenas viendonos de reojo.