Karma sabía que algo andaba mal, siempre lo supo, pero sin recuerdos ni un pasado que ella anheleara recordar no podría saber quién era ella en realidad.
Un día despertó en medio de una caja que se movía a toda velocidad a un sitio ignoto, un prad...
—Ay, qué lindo. Estrellas fugaces. —dije de manera sarcástica, observando la enorme explosión que provenían de los muros.
—Se supone que debíamos destruir a CRUEL, no toda la ciudad. —rechistó Gally.
Le di una palmada en el hombro indicándole que ya debíamos de irnos. Nos ocultamos detrás de un muro al ver varias patrullas de policías. Me asomé al ver que no se movían o siquiera se le veía la intención de moverse.
—¿Qué están esperando? —murmuró Minho, al preguntar se escuchó otra explosión seguido de gritos y disparos.
Cubrí a Newt con mi cuerpo para protegerlo de las balas.
—¡Hay que movernos! —gritó Gally, acostado en el piso.
Nos ocultamos en una tienda, alejados de las puertas y ventanas. Saqué el wolki-toki e intenté comunicarme con Brenda.
«¡Brenda! ¿Me escuchas?»
«¡Sí, te escucho!»
Me agaché al escuchar otra explosión. Admito, estoy muy asustada. No, por mí, si no por mis amigos, por Minho. No quiero perder a más personas.
«No lo vamos a lograr. »
«No te entiendo, Karma. ¿De qué hablas?»
«No tengo tiempo para explicarte. Llévate a los demás. Saca a todos los que puedas. Vete ahora.»
Le pasé el wolki-toki a Thomas y él comenzó hablar con Brenda. Limpié el sudor de Newt, que parecía empeor con cada minuto que pasaba.
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Seguíamos avanzando, ya faltaba poco para llegar a los túneles. Varios policías se nos enfrentaron, pero nada que dos dagas resolvieran.
—Ya estamos cerca, Newt. —intentó animar Gally a Newt.
—Déjenme aquí. —balbuceaba el rubio.
Caímos al suelo sorprendidos al casi ser arrollados por un auto en llamas. Un berg voló por encima de nosotros.
—Son ellos. Vamos. —señaló Thomas, intentando cargar una vez más a Newt.
—Vayan sin mí. Yo...—Newt volvió a toser, esta vez era sangre negra.
—Minho...adelantate, busca el suero mientras nosotros nos quedamos aquí. —dije, mirando al asiático, él asintió dudoso por unos segundos.
—Yo lo cubriré. —agradecí con la mirada a Gally.
—Cuidense. —dije, mientras él se levantaba y esperaba en la esquina.
—Gracias —murmuró Newt, agarrando del brazo a Minho—. Gracias, Minho.