Karma sabía que algo andaba mal, siempre lo supo, pero sin recuerdos ni un pasado que ella anheleara recordar no podría saber quién era ella en realidad.
Un día despertó en medio de una caja que se movía a toda velocidad a un sitio ignoto, un prad...
—Empezaré con algo sencillo —agarré un cuchillo y comencé a darle vueltas en el aire, haciéndola temblar —. ¿En dónde está Minho?
—¿No creerán en serio que...? —Gally hizo resonar con bastedad una silla interrumpiéndola.
—No lo mires a él —me interpuse entre la mirada de ella y Thomas. Hice un puchero y murmuré cínicamente —. Él no va a ayudarte, cariño. Sabemos que Minho está ahí. ¿Dónde?
—Está con los demás, confinado. Subnivel tres. —respondió.
—¿Y cuántos son? —interrogó Newt.
—28. —miramos a Brenda, quien jugaba con unas cartas y ella asintió.
—Creo que puedo con eso. —habló.
—No, no lo entienden. Todo el nivel está restringido. Necesitan huella digital. —me reí al escuchar su comentario.
—¿Y crees que no lo sabemos? Ay, pareciera que no supieras que viví allí por más de cinco años. Teresa, por eso tú vendrás con nosotros. —dije.
—Pues no lo sé. Yo digo que no es necesario, ¿verdad? —Gally se acercó a la mesa de herramientas—. No completa. Solo su dedo.
Se acercó a Teresa con un cuchillo afilado.
—Gally, cálmate. —interrumpió Thomas.
—No seas soporífero, Thomas. Te apuesto que ha sido peor con Minho —bufé —. Ándale, Gally. Ya corta su dedo.
—Ese no es el plan, chicos. Cálmense. —Thomas le arrebató el busturí a Gally.
—Eso no servirá de nada. Hagan lo que quieran conmigo, ni así podrán entrar. El sensor...—Thomas la interrumpió.
—Estamos marcados. Lo sé. Propiedad de CRUEL —Thomas se acercó y se colocó de cuclillas frente de Teresa—. También nos ayudarás con eso.
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—Cuidadito con intentar algo. —advertí, sintiendo como pasaba el bisturí por mi nuca para sacar el chip. Gruñí al sentir el dolor, escuché su risilla que tanto deseaba apagar.
Sacó el chip cuidadosamente y colocó bruscamente la gasa para lastimarme. Me levanté de la silla para golpearla, pero Newt me detuvo.
—Cálmate, Karma —bufé y tiré la gasa al basurero —. Ten. —me pasó una muda de ropa, entre esas, pude reconocer su chaqueta favorita.
—¿En serio me estás dando tu chaqueta favorita? —pregunté y él asintió.
—Quiero que la conserves. Ya sabes, por si me convierto...—lo interrumpí.
—No lo harás, Newt. No me dejarás. —murmuré antes de envolverme en sus brazos cálidos.
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