• Capítulo Final •

297 31 16
                                    

Al día siguiente, Chaeyoung decidió dejar de lado su teléfono por períodos más largos. Incluso su mamá estaba empezando a notar lo pegada que estaba a su teléfono, y se quejó lo suficiente como para que lo arrojara en su habitación durante una hora y cerrara la puerta para no revisarlo.

Dahyun fingió no notar el pie de la menor golpeando con impaciencia todo el tiempo que estuvo abajo ayudándola a hornear un poco de pan de plátano. Y, sin embargo, cuando Chaeyoung voló arriba para revisar sus mensajes, solo había uno de su dentista, diciéndole que necesitaba un chequeo.

Mina era una persona cuidadosa, razonó Chaeyoung. Ella elegía sus palabras con cuidado y, además, era tímida. Sabía que devolver las llamadas telefónicas podía hacer que la gente se sintiera ansiosa, por lo que probablemente Mina no la llamaba porque quería decir lo correcto. Ese pensamiento la ayudó a dormir por la noche, aunque pasó una buena cantidad de tiempo dando vueltas junto a una serena Dahyun.

Cuando se despertó al día siguiente con la bandeja de mensajes vacía, algo parecido al pavor le envolvió el estómago. Ya habían pasado tres días, y Dahyun y Nayeon definitivamente se habían dado cuenta. Dado que ahora ambas sabían de su abrupta llamada a Mina, la trataron gentilmente todo el día, y sutilmente la persuadieron para que realizara pequeñas actividades que la alejaban del ciclo de verificación, constantemente.

Fue cuando la arrastraron para que hiciera un rompecabezas de 1000 piezas que hizo una pausa.

—Oigan —dijo Chaeyoung, haciendo que sus hermanas la miraran gentilmente y luego se miraran la una a la otra—. Sé lo que están tratando de hacer, y lo aprecio, pero... como que quiero estar sola ahora mismo. ¿Quizás podamos resolver el rompecabezas más tarde?

Dahyun y Nayeon compartieron otra mirada, y Chaeyoung no estaba segura de cuándo se habían vuelto tan buenas en eso.

—Claro, Chaeyoungie —comenzó Dahyun, luciendo preocupada.

—¡No te preocupes demasiado! —Nayeon soltó, extendiendo la mano para acariciar el cabello de Chaeyoung—. ¡No ha pasado tanto tiempo! ¡He dejado a la gente en visto por mucho más tiempo que esto! —Dahyun le lanzó una mirada a Nayeon, lo cual fue casi lo suficientemente cómico para que Chaeyoung se riera de ello.

—Está bien. Creo que voy a dar un paseo o algo así —dijo, estirándose dramáticamente.

—¿No quieres que vayamos contigo? —Preguntó Dahyun, frunciendo el ceño—. ¡Podemos caminar a cualquier lugar que desees!

—No, estoy bien —dijo Chaeyoung sonriendo con tanta amabilidad como podía—. Tal vez traiga mi cuaderno de bocetos —Eso hizo callar a sus hermanas, ya que sabían que su tiempo para dibujar era sagrado.

Chaeyoung agarró su cuaderno de bocetos, se puso una camisa de franela para protegerse del viento y cerró la puerta principal. Se apoyó contra ella, dejando que su cabeza golpeara contra la misma mientras cerraba los ojos. Caminar sería bueno para ella. Podía pensar en todo de manera racional, obtener nueva inspiración, mirar el vecindario con ojos nuevos. Podía permitirse demorarse en lo que podría haber sido compartir solo un momento más, podía permitirse aferrarse a Mina solo un poco más, antes de soltar esa esperanza, dejándola volar hacia las estrellas donde pertenecía.

En lugar de caminar, se deslizó por la puerta para sentarse en los escalones frente a su casa, probablemente ensuciándose la camisa en el proceso. Después de todo, no estaba segura de poder moverse ni un centímetro en este momento. Sus extremidades amenazaban con agarrotarse, y se preguntó vagamente si Dahyun y Nayeon saldrían y la encontrarían aquí en unas pocas horas, todavía paralizadas ante la idea de dejarla ir.

Like a red, red rose thorn {Michaeng Traducción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora