Capítulo 2

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Llegué a casa y lo solté en el dormitorio quedándome yo en la puerta para que no se sintiera agobiado. Fue gracioso, primero sacó una de sus manos esqueléticas y tocó el suelo como si le fuera a quemar, luego sacó una de sus manos pálidas, una vez que tenía las dos manos apoyadas en el suelo salió corriendo hasta debajo de la cama y se quedó ahí temblando, cerré la puerta para que no se escapara y me fuí a la cocina.

Mi apartamento era bastante pequeño, solo tenía tres habitaciones, el dormitorio, el baño y el salón comedor cocina, no estaba mal teniendo en cuenta que era para estudiantes y que era bastante barato. Pensé que estaría bien hacerle una tortilla, bueno, tampoco es que me quedara mucha comida en la nevera. Empecé cortando las patatas


"—Cómo regalo por tu cumpleaños te llevaré a mi trabajo

—¿En serio?

—Claro, estoy seguro de que te va ha gustar

—¡Gracias papá!"


Puse aceite en la sartén con las patatas y batí los huevos.


"—Ese de ahí parece un niño

—Es un niño

—Hola, soy Sooki ¿Cómo te llamas?

—No te escucha

—¿Cómo se llama?

—Hum... no me acuerdo pero tiene tu edad

—Yo ya soy mayor, ya tengo 7

—Él también, acaba de cumplirlos

—¿Hoy?


Metí el huevo batido y espere que se hiciera la tortilla


"—¿Y qué le pasa?

—Quería tener una cola como la de un escorpión y nosotros le estamos ayudando

—¡Yo quiero tener cola!

—¿Como esa?

—No esa es muy fea, da miedo

—Pues es la única que sabemos hacer

—Jo..."


Puse un par de trozos en la bandeja, comiéndome yo uno, y se lo lleve.

"Era demasiado chica como para caer, no fuí capaz de darme cuenta de que todas esas personas estaban sufriendo y ahora que tengo veintiuno me pesa en la conciencia. Puede que ese sea el motivo por el cual ahora tengo a un mutante en mi dormitorio"

Me senté bajo el marco de la puerta y dejé la bandeja lejos de mí. Se abalanzó a por la comida recogiendo todo lo que podía con todas las manos y salió corriendo a la esquina más alejada devorándolo todo, yo simplemente lo miraba. Había crecido bastante desde la última vez que lo vi, ahora podía ser más alto que yo, lo cual era difícil con mi metro ochenta y mucho, su cuerpo desnudo seguía igual de delgado y huesudo con la piel pálida ahora llena de arañazos, barro, probablemente sangre...

Como miraras mucho la cola o los brazos negrizos, conectados a base de cartílagos y músculos finos, con ganchitos que se clavaban en su espalda para una mejor sujeción, se te revolvía el estómago.

Se quedó un rato más pegado a la esquina, seguía con hambre, se notaba por como buscaba algún trozo que se le hubiera caído al comer.


Co (Más que un escorpión)Onde histórias criam vida. Descubra agora