capitulo 35

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-Hey, estás dañando mi jardín- escuché una exagerada voz ranchera de alguna parte.

Levanté mi mirada desde el suelo y vi a un hombre, un jardinero a juzgar por su aspecto. Llevaba unos sucios jeans azul claro y una camisa de tela delgada mugrienta de color blanco y sin mangas, zapatos viejos y un sombrero de paja enorme ladeado hacia al frente ocultando su rostro por completo.

-Lo siento- dije y me levanté del suelo. Al levantarme perdí el equilibrio y estuve a punto de caer pero las manos de este desconocido tipo rodearon mi cintura y me atraparon en el aire. Estuvo bien hasta que fue incómodo ya que el tipo no me soltaba, se quedó agarrándome por la cintura apretándome hacia su cuerpo y yo volteaba la mirada lejos de él.

-Suélteme, atrevido- forcejeé para soltarme pero el jardinero me tomó con más fuerza. Por un momento sentí miedo, mucho miedo de ese tipo. Sus brazos eran fuertes y no parecían dispuestos a soltarme y su presencia me causaba una sensación asfixiante en el pecho, un nudo en el estomago, y un miedo extraño y ahogado. Estaba tan cerca que olfateé su aliento a licor.

-Que me suelte, viejo cochino- le reclamé y le di una bofetada con fuerza en su rostro cubierto debajo del sombrero y oscurecido entre las sombras.

-Te ves tan hermosa cuando te enojas- dijo el tipo y se quitó el sombrero dejando a la vista su rostro. Era... Era Hiccup, su mejilla estaba enrojecida por la bofetada que le acababa de dar.

Suspiré de alivio al reconocer a Hiccup.

-Hiccup, me asustaste- dije jadeando como si acabara de salir de una casa de terror -¿Qué haces acá y vestido así?

-Es mi nuevo empleo- me contestó Hiccup dejando de fingir el acento de ranchero -¿Todavía piensas que soy un viejo cochino? Tus amigas no parecen creer lo mismo, ellas dicen que soy muy sexy (maldito vanidoso).

Una oleada de celos me invadió causándome esa fea sensación dentro de mí. Hiccup aún me tenía entre sus brazos pero ahora no me molestaba para nada.

-Ellas no son mis amigas- dije intentando ocultar mis celos.

-Me duele- dijo tocando su mejilla justo donde lo golpeé y fingiendo una cara triste.

Sonreí al verlo tan coqueto.

-Perdón- le dije.

-Eso no me molestó- me dijo -Lo que molestó fue otra cosa.

-¿Qué cosa?- pregunté.

-Besaste a mi hermano.

Me sentí tan mal cuando me lanzó aquella acusación en la cara, me sentí culpable y sin nada para argumentar es por eso que me quedé realmente muda. Lancé un suspiro.

-Hoy te ves tan hermosa- me dijo -Más que siempre.

Mi corazón latió con rapidez mortal.

-¿Qué me has hecho, Astrid?- masculló Hiccup -Mira en lo que me has convertido, soy un maldito jardinero por ti, solo para estar cerca de una chica que me tiene mal, me vuelves loco, preciosa, y peor aún, ni siquiera puedo enojarme contigo-

Entonces puso sus dedos sobre mis labios y los acarició con sus yemas. Cada contacto me inmovilizaba y mis músculos se tensaban bajo la caricia de sus temblorosos dedos, me tocaba como situviera que tener cuidado de no romperme, como a una muñeca de porcelana. Apartó sus manos y selló mis labios con los suyos, cosquilleos revolvieron mi cuerpo causándome estremecedoras sensaciones como si fuera la primera vez que nos besábamos, es que cada vez se sentían nuevas sensaciones.

enamorada de un demonioWhere stories live. Discover now