Capítulo Uno

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NOTA : RECUERDEN COMO DIJE LA MAYORIO DE LAS HISTORIAS QUE PUBLICÓ NO SON DE MI PROPIEDAD SI NO QUE DE OTRA PERSONA QUE ME DIO AUTORIZACIÓN Y ME ENVIÓ LAS HISTORIAS PARA RESUBIRLAS  GRACIAS..

QUE COMIENCE LA HISTORIA :p

La música dentro del bar estaba tan alta que hacía que a Naruko le castañearan los dientes. Cogió a su prima de la mano y apretó con fuerza mientras Karin se abría paso con atrevimiento entre la muchedumbre de gente que abarrotaba la pista de baile. Naruko sintió cómo la emoción le corría por las venas. Se suponía que no debía estar allí.

Karin había sobornado a Killer Bee con un billete de cien dólares para que las llevara. Si el padre de Naruko se enterara, ella se metería en problemas. Otra vez.

―¿Ves a aquel hombre? ―gritó Karin por encima del hombro.

Naruko, unos centímetros más baja que su prima, no veía nada por encima de los hombros de quienes bailaban a su alrededor.

―¿Qué hombre? Aquí hay cientos de hombres.

Karin dejó de caminar de repente y se giró. Naruko casi arrolló a su prima cuando esta se detuvo. Karin levantó los brazos y empezó a agitar las caderas al ritmo de la música tecno que retumbaba a través de los altavoces.

Naruko miró a su prima con el ceño fruncido. Ambas llevaban vestidos de Karin; el armario de Naruko no contenía ropa de fiesta.

Se sentía deliciosamente expuesta con el diminuto y corto vestido rosa atado al cuello que dejaba la espalda al descubierto. Karin llevaba algo parecido de color negro. En ese momento estaba haciendo girar la falda por sus muslos de manera atractiva mientras bailaba.

―¿Qué haces? ―preguntó Naruko.

Karin señaló de forma imprecisa por encima del hombro de Naruko.

―Estoy intentando que ese tío nos mire. Podrías ayudarme.

Naruko se rio y se giró sobre los tacones de diez centímetros. Sus cortos rizos rubios le hicieron cosquillas en el cuello cuando echó la cabeza hacia atrás y miró al techo. Dejó que el ritmo guiara sus movimientos. La pura sensualidad del momento casi bastaba para que se excitara. Deseaba encontrar a un hombre. Alguien fuerte y sensual que le pusiera las manos sobre las costillas mientras se movían el uno pegado al otro.

Prácticamente podía sentir el roce delicioso y prohibido de su compañero bailando contra su cuerpo. ¿Sentiría cómo su pene se ponía duro contra su cadera? ¿Cómo de descarada sería? ¿Lo suficiente como para atreverse a colocarle la mano entre las piernas con la promesa de llegar al final?

―¡Naruko! ―El tono de Karin insinuaba que llevaba un rato intentando atraer la atención de su prima―. Te he dicho que viene hacia aquí. ¿Crees que Killer Bee me delatará si me voy a casa con este tío?

―¿Con un desconocido? ―Naruko no podía creer lo que estaba oyendo. Sin duda el volumen de la música estaba afectándole el oído―. ¿Te irías a casa con un desconocido?

―Claro.

Naruko abrió la boca para responder, pero un hombre se acercó y se le olvidó lo que estaba a punto de decir. Karin no tenía esos reparos. El hombre le hizo un gesto con el dedo a su prima y ella inmediatamente le rodeó el cuello con los brazos.

Los dos bailaban pegados desvergonzadamente. Karin presionó el trasero contra la entrepierna del hombre y contoneó el culo hasta que el hombre empezó a jadear y le agarró las caderas. No pareció que a Karin le importara. Puso las manos encima de las de él y agitó mucho más el culo.

Alguien tocó a Naruko y casi se le salió el corazón por la boca. Se giró y vio a otro desconocido. No dijo nada. En lugar de eso, le cogió los brazos a Naruko, se los colocó alrededor del cuello y empezó a mecerse con la música.

SU ASESINO DE LA  MAFIAWhere stories live. Discover now