Operación Jerafina

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Hablé con Cecile un buen rato, la verdad no esperaba enterarme que a Cecile le gustarán los erizos, las gomitas, el chocolate; aunque pensándolo bien no conozco a muchas mujeres que no les guste el chocolate. Pasé un buen tiempo de pláticas y chistes malos, sabía que Cecile era reservada, pero no sabía que con quién le agradará, fuera muy abierta. Baje las escaleras siendo seguido por la antes mencionada y para mi sorpresa quien nos estaba esperando abajo de las mismas eran nada más y nada menos que Arlo y Serafina.

A: ¿Podemos hablar?

Dijo de forma fría y secamente al aire por lo que supuse que se refería a mí.

J: Estoy algo ocupado ahora.

A: Está bien, le hablaba a Cecile de todas maneras.

Nos miramos el uno al otro buscando una buena razón por la que quiera hablar con ella, rápidamente voltee a ver a Serafina, quién solo se limitó a cerrar sus ojos una vez me vio.

C: Creo que podrías hablar con los dos.

A: No, quiero hablar contigo.

J: ¿Solo tú? O ¿Los dos?

Dije señalando la presencia de la pelimagenta.

A: Ella si quiere hablar contigo de hecho.

Voltee a mirar a Serafina.

J: ¿Enserio?

S: Si. Sígueme.

Serafina comenzó a caminar en dirección opuesta a las escaleras, lugar donde solemos hablar...tengo un mal presentimiento.

Llegamos a lo que sería el salón de defensa personal el cual está totlamte desordenado.

S: Ayudame a arreglarlo.

J: ¿Solo para esto me llamaste?

S: En realidad no.

J: ¿Entonces?

S: ....¿Cecile, enserio?

J: ¿Qué?

S: Me sorprende que esa mujer quiera ser tu amiga.

J: Digamos que ella es...diferente a lo que crees.

S: Supongo que sabes lo que haces.

J: Totalmente.

S: ....

J: ...

Este silencio tan incómodo lo sentí como si durara horas, fue un martirio mientras arreglabamos el salón, lo único que escuchábamos era el sonido de las cosas siendo movidas de lugar. En eso la voz de Serafina fue lo que rompió el silencio finalmente.

S: ¿Estas libre mañana por la tarde?

J: ¿Cómo por?

S: Necesito ropa nueva, quiero que me acompañes.

No pude evitar sonreír ante esa petición...así como tampoco cerrar la boca con lo siguiente que dije.

J: Solo si vamos a una tienda de ropa interior.

Dije esperando una bofetada o ya de perdida una mirada asesina, pero en lugar de eso su respuesta me dejó frío.

S: Puedo vivir con eso, solo no te "emociones" de más.

J: ...¿Enserio?

S: Ya has visto mi ropa.

J: Bueno punto.

S: Nos vemos mañana.

Salió del salón en dirección a su dormitorio, dejándome ahí parado. No pude evitar tomar mi celular y enviar un mensaje.

El camino a tiWhere stories live. Discover now