Esᴛᴀᴍᴏs ᴍᴜᴇʀᴛᴏs - 𝐿𝑒𝑒 𝑆𝑢-ℎ𝑦𝑒𝑜𝑘
Un virus que hace a las personas más agresivas se propaga por la ciudad, infectando a estudiantes, niños, ancianos, etc. A todo clase de seres vivos. Un grupo de adolescentes intentan sobrevivir al virus espe...
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SE ESCUCHA COMO SE ABRE LA PUERTA ALARMANDONOS, un maestro entro al aula y en cuento nos miro nos preguntó si nos encontrábamos bien. Bien, bien no me encontraba, pero ningún zombi me ha mordido y ninguno de nuestros amigos se ha convertido así que por el momento se podría decir que si.
No dudamos en preguntar si lo habían mordido y el negó, nos ordena a empezar a bloquear las puertas lo cual lo hicimos rápidamente.
Estaba llevando una silla para subirla arriba de una mesa, pero en eso se me resbaló logrando que me hiciera una cortada. Solté un quejido y veo la cortada, era pequeña, pero la sangre empezó a salir. Meto mi dedo a mi boca limpiando mi dedo.
— Mierda —maldije en voz baja.
— Oye, ¿estás bien? —me pregunta Su-Hyeok.
— Si, solo me hice una cortada con la silla. No es nada. —le enseño la pequeña cortada que me hice.
— Déjame llevarlo por ti —toma la silla en sus manos, pero lo detengo.
— No es necesario. Yo puedo, tranquilo —le quito la silla y la subo a una mesa—. ¿Ves? No necesito ayuda y solo fue una pequeña cortada. No es para tanto, no me convertiré en un zombi —bromeo, pero Su-hyeok no se lo tomo muy bien—. Lo siento, no vuelvo a bromear sobre eso.
Volví a empezar a llevar más sillas como mesas a la puerta como el maestro había dicho que hiciéramos, pero un grito me hizo parar como a todos.
— ¡Lo mordieron! —grita On-jo estando a un lado de I-sak.
Todos miraban al maestro con miedo, había negado que lo habían mordido y ahora tiene una mordida. Nos está poniendo en peligro a todos nosotros.
— Dijo que no lo mordieron —dice Gyeong-su
— No, no me mordieron —niega el maestro ocultando la mordida con las mangas de su chaqueta.
— Esa es una mordida —tartamudea On-jo por el miedo que sentía.
— Ya dije que no. No me contradigan —el maestro la regaña.
— ¿Entonces que es eso? —pregunta I-sak.
— ¡No me mordieron, niña! ¿Qué parte no entiende?—le gritó a I-sak.
— ¿¡Y por qué se lo esconde!? ¡Muéstrenlo! —I-sak le ordena al maestro acercándose a el.
El maestro se quedó en silencio sin moverse solo viendo fijamente a I-sak.
— Será mejor que se vaya.
— ¿Qué? —le preguntó el maestro.
— Largo de aquí —le dice I-sak.
— ¿Quieres que me vaya? ¿Después de todo lo que hice para llegar hasta aquí? —pregunta.
— Si lo mordieron, ya es un zombi. ¡Lárguese de aquí! —le grita.
— ¡Niña tonta! ¿Cómo te atreves a gritarme? —da un paso hacia enfrente haciendo que las chicas retrocedieran—. Hazlo de nuevo. Grítame. Grítame.
