CAPÍTULO VEINTIDOS "De Cero a Nada".

46 8 1
                                    

Para cuando terminé de alistarme, eran ya las ocho y veinte de la mañana. Mis padres ya se habían ido a trabajar, por lo que la casa se encontraba tranquila.

Bajé y tomé una manzana, mientras daba un enorme bostezo.

No comprendía cómo mis padres lograban tener tanta energía. Ellos podían llegar a las dos de la mañana, pero al siguiente día estaban puntuales en su trabajo.

Yo era prácticamente un koala.

Me calcé un sueter, el bolso con mis libros dentro, y salí de casa mientras comía la manzana.

-Hey-saludé a Gustav cuando llegué. Éste se encontraba con las manos dentro de su chaqueta, balanceandose de atrás hacia adelante sobre sus talones. Sonrió de medio lado cuando lo saludé.

-¡Anna! ¿Qué tal? ¿Cómo te fue con...? Vale. Ya sabes...

Ufff. Claro que sabía a lo que se refería... Sin embargo no pude hacer más que:

-Está bonito el día, ¿no te parece?-dije mientras levantaba la vista al cielo y lo contemplaba como si fuese lo más hermoso que hubiese.

-¡ANNA!-Gritó el rubio en tono fastidiado.

-¡No pude!-contesté mientras desviaba la mirada del cielo y la clavaba en sus ojos claros.-Iba a hacerlo, pero... yo... me quedé dormida...

-¿Qué?-preguntó con incredulidad. Y es que hasta yo sabía que mi excusa era idiota. ¡Pero era verdad!

-¡Dormida! ¿Vale? Me quedé dormida... ¡No me juzgues! Estoy cansada. No he dormido bien porque he estado puro preocupada de que Patr...-me callé. ¡HUY, HUY! Gustav no sabía que Patrick había estado en casa...

-¿Patrick? Anna, ¿qué pasa? ¿Qué no me estás contando?

-¡Nada! No hay nada que contar. Solo tengo miedo a Patrick rondando en la misma ciudad que yo. Es todo...

-¿Segura? Anna, si hay algo...

-Segura-dije rápidamente.-Hablaré con Bill, ¿vale? Mira-dije señalando por encima de su hombro.-Ahí viene el bus. Vamos.

Caminé a paso rápido y subí. Me senté con Gustav a mi lado y le di otro mordisco a la manzana, tratando de mantener la boca ocupada para evitar más preguntas...

Cuando llegamos al Instituto, lo primero que hice fue buscar a Bill. Estaba decidida a hablar con él, pero ¡maldición! No le hallaba en ningún sitio. Busqué en todos lados y le pregunté a casi todos mis compañeros por él, pero nadie sabía dónde estaba o si había llegado siquiera. Ni siquiera habían visto a Tom.

Al final, me rendí y decidí esperarlo en la entrada del salón. Gustav y Georg se encontraban allí, conversando. Me paré junto a ellos, pero no prestaba atención a lo que decían. Mantenía mi concentración en el pasillo, a la espera de mi novio. Mordía mi labio con nervios y movía mi pie derecho, con impaciencia. Suspiré irritada, hasta que por fin divisé a Tom... Pero eso era todo. Fruncí el ceño. Bill y Tom siempre estaban juntos. ¿Qué hacía entonces Tom solo?
Me encaminé hasta él y lo intercepté antes que llegara donde los demás.

-¿Y Bill?-pregunté rápidamente, casi con brusquedad. El rastudo bufó y me sonrió con sarcasmo.

-Gracias, yo también me alegro de verte.

Suspiré. Él tenía razón. Había sido descortez. Pero no estaba para rodeos...

-Lo siento, Tom. Sabes que me alegra verte, pero es que me urge hablar con tu hermano... ¿Dónde está?

-Tranquilos, no entren en pánico-fruncí el ceño ante su plural. Volteé y vi que los chicos se encontraban tras de mi. Suspiré y volví a poner mi atención en Tom.-Se torció la muñeca esta mañana. Fue a la clínica con mamá. No creo que venga. Ya saben. Tendríamos examen de Matemáticas hoy todos, y él no había estudiado... Maldito suertudo-masculló Tom.

-¡Me cago en la puta!-dije frustrada. En voz tan alta que varios compañeros voltearon a verme curiosos, y un profesor me miró recrimitoriamente. Pero me valió verga. No tenía suerte. No pegaba una.

Por fin tenía el valor de sincerarme a Bill, de hacerle frente, y ¿qué? Me quedaba dormida y él se torcía algo. ¡ERA INSÓLITO! El destino era una reverenda mierda...

-Oh, calma. Verás a tu novio luego-dijo Tom. Haciendo un extraño baile de cejas que insinuaba cosas diferentes a las que yo pretendía... Le di un puñetazo en el hombro.

-Cállate-dije. Y me fui indignada a mi salón de clase.

Mi suerte iba de cero a nada.

HIFL MIR FLIEGEN#Wattys2015Where stories live. Discover now