Capitulo 8

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Hola. Muchos saludos a todas, bellas personas, hoy vengo, por fin, con otra actualización.

Ya les he dicho que las quiero de aquí al cielo, pero se los volveré a decir cada vez, porque en serio me hacen tan feliz todo su apoyo. Cada vez que leo algún comentario de ustedes me emociono a morir. Estoy infinitamente agradecida por cada uno de sus votos y espero no defraudarlas y que esto les siga pareciendo interesante. Así que espero recibir mucho más de su cariño y opinión.

Ojalá les guste el nuevo capitulo. 

Hermosas personitas, no se imaginan cuanto las estoy queriendo. 



Lucerys Velaryon abrió los ojos y tomó aire por la boca repetidas veces. Sentía la garganta seca y adolorida y por más que intentó reconocer en donde se encontraba le fue imposible. Estaba mareado, todo le daba vueltas y no podía ver con claridad. Quiso incorporarse pero su cuerpo no le respondió, intentó mover sus brazos pero los sentía pesados y como si ya no fueran parte de su cuerpo. El miedo y la ansiedad comenzaron a invadirlo al darse cuenta que lo único que lograba vislumbrar eran sombras borrosas que se cernían grandes y aterradoras sobre él.

-Luke, todo está bien, deja de moverte.

Escuchó la voz de una de sus hermanas pero no fue capaz de identificar de cuál de las dos se trataba. La escuchó lejos y distorsionada como si estuviera en alguna realidad distinta, pero no pudo verla.

-"No me iré a ninguna parte."

Su cuerpo se relajó y no supo si aquello lo estaba escuchando, si era un recuerdo o si se trataba de un sueño, pero lo sentía resonar en su cabeza con vigor. Pidió con fuerzas que aquellas palabras fueran verdad y deseó con ganas poder ver al portador de aquella voz. Solo quería verlo, verlo aunque fuera desde lejos, como siempre había hecho. Verlo y seguir engañándose así mismo que algún día las cosas serían diferentes, que algún día Aemond sentiría por él algo más que solo hostilidad y rencor.

-"No me iré a ningún parte."

Volvió a caer en un sueño confuso pero necesario. Y en la debilidad de su cuerpo y de su mente anheló que, en alguna realidad distinta, aquellas palabras pudieran hacerse realidad.



Rhaena entró a la oficina de la Dra. Bracken en donde todos los demás, incluida la Dra, estaban esperándola.

-Ha vuelto a dormirse. –Pronunció antes que su hermana la atacara con preguntas sobre la condición de su hermano.

-¿Qué es lo que harán? –Catelyn les preguntó amablemente. –Como les dije pueden esperar aquí hasta que el muchacho despierte y el efecto del sedante comience a desaparecer de su cuerpo, pero no les aconsejo que se lo lleven de inmediato. Me gustaría revisarlo antes de que se marche.

-Nuestros padres no contestan y Jace dice que no puede dejar la universidad justo ahora. –Baela tenía el ceño fruncido. –No creo que sea buena idea que Luke permanezca en este lugar.

-Si mi hermano despierta y ve que está en el hospital, sólo se alterará de nuevo. –Rhaena se sentó junto a su gemela tratando de elegir cuál era la mejor opción a seguir.

Aegon observaba en silencio la disyuntiva que tenían ambas hermanas. Ninguna podía decidirse sobre si era mejor sacar a Luke del hospital inmediatamente o esperar a que despertara. De reojo, miró como su hermano, sentado en un sillón de piernas cruzadas, parecía totalmente indiferente a la situación y se cargaba su mejor expresión de fastidio, como si estar en aquel lugar fuera una total pérdida de tiempo. Pero él sabía que Aemond cubría sus verdaderas intenciones con una fachada tras otra, todas falsas, porque si de verdad quisiera irse, ya lo hubiera hecho hace mucho.

Sangre y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora