Capitulo 1

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Antes de empezar. 

Esto es solo ficción, solo entretenimiento. Aquí es normal que las personas de una misma familia tengan relaciones amorosas entre ellas. Repito, es solo fantasía, no se pretende ofender a nadie. Advertencia hecha. 


En aquel entonces.

Rhaenyra Targaryen tenía 16 años cuando su madre había muerto tratando de dar a luz a su hermano. Un año había pasado ya desde entonces y aún sentía su corazón hecho pedazos al evocar el recuerdo de la mujer que le había enseñado todo de la vida. Algo se había quebrado dentro de ella al perderla. Con la partida de Aemma Targaryen algo cambió en ella para siempre.

-Sé que esta noticia debe ser difícil de asimilar para ti. –Alicent Hightower apretaba sus manos con nerviosismo.

Alicent tenía tan solo 22 años. Alicent la acompañó y la consoló por las noches cuando todavía le lloraba al recuerdo de su madre. Alicent era su amiga. Su única y verdadera amiga. Y ahora se casaría con su padre.

Ya no le quedaban lágrimas que derramar. Solo un profundo resentimiento.

Le sonrió antes de responderle. –No me sorprende. Si lo piensas detenidamente, es bastante esperable. –Rhaenyra se sentó en el sillón de la sala y cruzó sus piernas elegantemente. –Eres una omega joven, hermosa y sobre todo fértil. Una candidata perfecta para parir hijos. Supongo que tu padre ha hecho su jugada maestra.

-Ser cruel no cambiará nada. No importa lo que digas o lo que hagas, nada traerá a tu madre de vuelta. No voy a negar que tengas mucha razón en lo que dices, pero nuestra amistad no tiene porque terminar. Seremos familia ahora. Estaremos más unidas que antes.

-Hasta que nazca tu primer hijo varón. –La rubia platinada la observó desafiante. – E intenten dejarme sin nada.

-Sabes que eso no sucederá. Tú siempre serás la primogénita. Tu padre te ama.

-Mi padre intenta que me case obligada. No solo nací mujer, sino que también omega. Intentará casarme con el mejor postor y tú estarás de acuerdo y lo apoyarás en sus decisiones.

-¿No te gustaría formar tu propia familia?

Rhaenyra se puso bruscamente de pie. –No quiero casarme. No quiero tener hijos. Sé que puedo llegar a ser una excelente empresaria, mejor que muchos hombres en este rubro. Sé que puedo extender la dinastía Targaryen a límites inimaginables. Eso quiero para mi futuro. Tenderme en una cama y abrir las piernas no tiene porque ser mi deber.

Alicent soltó el aire despacio. –Recuerdo que una vez me dijiste que me considerabas una persona muy especial.

Rhaenyra caminó hacia ella. –Me equivoqué. Lo único que tenías de especial era mi forma de verte.



Viserys I se casó con Alicent Hightower en una ceremonia espléndida. Toda la familia, todos los amigos cercanos y los grandes empresarios del país asistieron encantados, estuvieran de acuerdo con la boda o no. No les estaban pidiendo su opinión después de todo.

Daemon Targaryen, quién había enviudado hace un par de meses bajo circunstancias sospechosas que nadie se atrevió a cuestionar, quedó sentado en frente de Rhaenyra en el banquete.

Aún cuando la primogénita Targaryen estaba realmente enfadada por la nueva esposa de su padre, la mirada penetrante de su tío la hacía olvidar por momentos la indignación que sentía.

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