EN EL AMOR Y LA GUERRA TODO VALE

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EN EL AMOR Y LA GUERRA TODO VALE

Un fuerte golpe, esta vez en el estomago, le hace retorcerse de dolor. Tiene la sensación de haberse roto ya por lo menos tres costillas. Aunque no puede estar seguro porque le duele todo el cuerpo. 

Con un ojo hinchado no puede ver correctamente, aunque intuye a la persona que se agacha a su altura. Si es que es una persona y no un animal poseido. 

Samael observa a su victima desde arriba a pesar de estar agachado. La ira sigue rezumando por todos sus poros. Llegó justo atiempo, si, pero sintió tanto terror e impotencia que no puede perdonarselo. Ni a él mismo ni al moreno que se retuerce en el suelo. 

- Te lo pregunto una última vez. ¿Quien te envía? ¿Por que querían asesinar a Madison?

Unos balbuceos incoherentes salen de los labios sangrantes del hombre que solo desesperan más a Lucifer. 

- Habla clarito, si es que no quieres perder la lengua. - Las palabras mordaces del hombre de la cicatriz dan escalofríos al moribundo asesino que solo espera su propia muerte. 

- La ven... La venganza. De los Wolf... Los Wolf quieren su venganza.

- ¿Por asesinar al idiota de Leo Thunster? 

Un pequeño y doloroso asentimiento es lo único que consigue gesticular. La respuesta le deja aún más dudas sin resolver y, por desgracia, sabe quien es el único que puede resolverlas. 

Sin pensarlo demasiado coge el arma con silenciador del asesino a sueldo y apunta al hombe con ella. No es tan tonto como para usar su propia pistola teniendo otra que no dejaría constancia de su visita. 

Sin embargo justo cuando está a punto de apretar el gatillo unos ojos cruzan por su mente. Entre todo su rojo, unos brillantes ojos azules le miran con aquella misma mirada que el primer día que se cruzaron por la mansión. 

Cuando la sangre manchaba sus manos y una mezcla de preocupación y horror adornaba la mirada de una inocente niña.

Tira el arma casi como si quemara. El sangrante varón se queda sin respiración al ver aquello que acabaría con su vida a un lado y, al hombre que se la iba a arrebatar agachado de nuevo a lado. 

- Dile al nuevo líder que será el próximo cadaver si le llego a ver. 

Sin añadir nada más lo deja medio muerto y se aleja a paso rápido mientras el día desaparece dando paso a una noche más oscura de lo normal.  

Con suerte alguien iría a buscar al asesino a sueldo y, con un poco más de suerte, aún seguirá vivo para cuando lo encontraran.

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En el gigantesco despacho un hombre de pelo canoso observa la fotografía de una mujer de pelo castaño y sonrisa abierta. Hacía años que no veía esa fotografía sin embargo los rasgos peculiares de esa mujer se le hacen dificiles de olvidar. 

Le pareció una vil jugada del Dios de ahí arriba cuando, al cumplir su hijo los diez años, desarrolló aquella pequeña peca en el mentón que tenía su madre. Le volvió tan loco el tema de verla que tuvo que aprovechar un pequeño error del niño para hacerla desaparecer con una larga y dolorosa cicatriz. 

Recordando el momento acaricia la peca que la mujer de la fotografía porta en la barbilla.

No se arrepiente de lo que hizo aquel día que dío la orden. Ser mafioso te genera demasiados enemigos y, si no lo hubiese matado él, de todas formas algún otro capo lo habría hecho. ¿No?

El tono de una llamada lo saca de su ensoñación. Esa irónica sonrisa adorna sus labios de nuevo cuando identifica que es el número de su hijo el que llama. Ya estaba tardando.

Bajo la mirada de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora