CAPÍTULO 11

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Mientras tanto el rey Martines junto a su ejército arrazaron con 3 aldeas que habían en su paso antes de encontrarse con el ejército de la Reina.

El fuego de los dragones carbonizó todo, los árboles se quebraban formando insendios de grandes envergaduras. Equipados con armaduras las flechas de los soldados de la reina a penas llegaban a dañarlos.

Entre todo el bosque miles de soldados chocaron espadas defendiendo lo que creían correcto. El sonido del metal y los gritos de las personas cubrian todo el lugar.

Cuando Louis llegó pudo ver un montón de personas corriendo presa del pánico y detrás de ellas los soldados enemigos con armaduras negras se acercaban con espada y arcos en manos. Más de un niño y mujer cayeron frente a sus ojos antes de poder hacer algo.

-egyszerre meghalni- susurró estirando sus manos.

Su voz se hizo más grave y sus ojos se oscurecieron mientras que los hombres que podía visualizar en su pupila comenzaron a acercarse a él. Louis giró levemente su cabeza, podía sentir como la sangre fluia dentro de él, no le agradaba lo que haría pero era necesario.

Los hombres pronto comenzaron a detenerse abruptamente y cayeron de rodillas mientras llevaban sus manos a los cuellos. El aire pronto se les fue y aunque pudieran abrir sus bocas y respirar, ni una sola pizca de oxígeno entró en sus pulmones. Más de un centenar de soldados calleron frente a un solo hombre de altura media.

Un sonido aterrador sonó en el aire, Louis alzo la mirada y vió como un gran dragón con armadura perdía la vida en el vuelo. Su cara se había vuelto piedra y poco a poco a desvanecía como la arena caía entre los dedos hasta que fue cubriéndolo por completo. Ese poder era el de las hadas, el dragón había perdido la batalla con una minúscula hada poderosa.

Louis no sintió el remezón de la tierra, el dragón se desvaneció antes de caer en ella y tranquilamente continúo caminando al interior del bosque.

Choco espada más de una vez con soldados de armaduras negras pero ninguno pudo dañarle, entregándole un hermoso vals al luchar, acabó con ellos sin usar la magia.

Caminó con rapidez, todo era un caos, los sonidos lo inquietaba ya que eran bastante desgarradores escuchar a sus propios aliados gritar del dolor al ser rebanados, aunque los enemigos no fueron la excepción. Entre los árboles el viento levantaba una nube de arena, eso solo eran más víctimas de las hadas, cada vez que uno de los enemigos enfocaba la mirada con una de esas criaturas de forma instantánea se volvían piedras descascarandose con el viento.

Entonces de un minuto a otro una sombra enorme cubrio el sol, Louis alzó la mirada y vió el dragón del Rey diriguiendose al Castillo. Si llegaban a la barrera al menos está le impediría el paso por unas horas.

No permitiría que el Rey se fuera como si nada, pensando que era el único que podía detenerle, concentro una energía en su mano derecha y la lanzó junto a un conjuro hacia el dragón perforando una de sus alas. El rugido enorme hizo vibrar la tierra mientras que fue cayendo desapareciendo entre los árboles.

Louis sonrió levemente por haber logrado derribarlo pero aquella alegría no duró mucho tiempo, una presencia se acercó por su espalda, giró en si mismo solo para ver el pequeño resplandor del metal.

Esquivandolo por poco, una espada rompió el aire haciendo un sonido como un silbido y la cara de un hombre apretando los dientes volvió a atacarle.
El soldado enemigo movió su espalda hacia su garganta y logró hacerle una leve herida en la mejilla antes de que Louis chocará su propia espada con él.

-No tengo tiempo para tí- dijo mientras ambas espadas temblaron.

-Moriras igual como todos los demas.

MARTINUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora