CAPÍTULO 7

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Al día siguiente Harris se despertó un poco maredo y con un dolor en la cabeza insoportable que rápidamente clavo en su cien. Se sentó lentamente pero al abrir los ojos no veía nada. Un manto oscuro sumia su vista en una eterna oscuridad, al principio pensó que le habían cubierto el rostro o que incluso aún dormía o era de noche pero a medida que fue descubriendo que no era así, la desesperación comenzó a embriagarlo.

-¿A...alguien...?- dijo llevando sus pies a la orilla de la cama.

El sonido de la puerta enseguida se escuchó y los pasos retumbaron en el suelo.

-Joven príncipe- dijo una mujer acercándose a él- a despertado estábamos muy...

-No... no puedo ver...

-¿Qué...?

-No veo nada- dijo estirando las manos tratando de seguir la voz de la mujer.

-Llamaré a un doctor enseguida- dijo ella y sus pasos sonaron cuando corrió a la puerta en busca de ayuda.

A los pocos minutos un grupo de personas entraron a la habitación esperando saber que era lo que ocurría con el joven príncipe. El doctor entró con rapidez mientras los sirvientes le dieron el paso para que el hombre llegará a su lado.
Lentamente miró al príncipe obsevandole el rostro y luego puso un instrumento en su pecho para revisarlo.

-¿Qué está pasando?- dijo Harris aferrándose a la ropa del doctor.

-Quedese tranquilo joven príncipe, déjeme revisarlo con atención.

Harris sintió más manos del doctor tocar sus hombros y lentamente lo empujó para que el terminará acostándose en la cama. Luego el instrumento en su pecho hizo que Harris respirara profundamente tratando de calmarse.

Entre la inmensa oscuridad podía sentir como sus ojos se movían constantemente pero a pesar de eso no había un solo rayo de luz que pudiera ver. En su mente estaba un recuerdo confuso que en un principio con tanta desesperación no se había detenido a pensar ¿Había sido el chico de ojos azules que le había producido aquello?

Una sola imagen vino a su mente, el recuerdo del rostro del otro joven antes de caer desmayado llegó a él. Una clavada en su pecho y el ardor en su brazo le hizo sospechar de algo ¿Ese chico era su alma gemela?.

Entonces recordó al joven del lago, esa sensación de familiaridad envuelta en una emoción inexplicable, el cuadro y esos hermosos ojos azules.

-Su nombre...

-¿Qué? Harris soy el doctor Nasrat, estás en tu habitación

-Sí...

Harris ignoró al doctor, su mente aún buscaba por todos sus recuerdos el nombre de aquel chico, estaba seguro que era su alma destinada y que también era el chico que el hada había mencionado.

-Lou...- susurró en voz baja.

El doctor se había puesto de pie y aunque Harris se mantuvo quieto, no se había dado cuenta que su padre había llegado y se mantuvo en el dintel de la puerta observandolo con el ceño fruncido la situación. Hablando con el doctor se llegó a la conclusión que el principe había perdido la visión pero no sabían con certeza que había causado aquel hecho.

El Rey estaba más furiosos que otros días, pensaba que la reina había hecho algo con su hijo, era la única explicación para que Harris haya perdido la visión. Mando enseguida a llamar a los doctores del reino para que pudieran darle alguna respuesta y solución a su problema.

Las horas fueron pasando lentamente, Harris no volvió a pronunciar ni una sola palabra, pero se mantuvo sentado en la cama con su espalda apoyada en sus cabecera. El sentimiento que lo embriagaba era tan brutal que había dejado de lado el importante detalle de haber perdido la vista, solo recordaba una y otra vez el rostro del chico.

MARTINUSWhere stories live. Discover now