CAPÍTULO 4

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Harry despertó temprano al día siguiente, el sol recién había comenzado a aparece y entregar sus primeros rayos de calor, la asmosfera que entregaba era bastante agradable pero aquello termino abruptamente cuando uno de los soldados de su padre abrió la puerta y hablo con voz fuerte.

-Principe Harris, lamento despertarlo de esta forma pero su padre requiere su presencia en el salón pequeño

-¿Disculpa?- dijo Harris sorprendido mientras se sentaba en la cama y refregaba sus ojos .

-Lo que escucho príncipe, le daré unos minutos para que se vista- agregó bajando su cabeza y luego salió de la habitación dejando al joven bastante confundido.

-Ah- gimió pesadamente mientras volvía a recostarse, negó con su cabeza la situación ya que era bastante temprano y no estaba listo para discutir con su progenitor.

Aún así, se levantó y se puso una camisa junto con sus pantalones, amarro sus botas sin olvidar también su espada en su cadera. La llamada de su padre no era algo que el podía ignorar con facilidad pero en cuanto dió unos pasos a la puerta se dió cuenta que en el velador que estaba al costado de su cama yacia una carta, una vela y una pluma negra de cuervo.

No sintió a ninguna persona entrar cuando se fue a dormir y estaba seguro que en su velador no había nada en la noche anterior. Intrigado por aquello, tomó la carta en sus manos y rompió el cello de cera en forma de cruz.

"Te observó cada día, cada noche, cada paso que das, cada cosa que ves, cada cosa que haces. Soy la noche hecha oscuridad, soy el marionetista de tu vida, el poseedor de los hilos amarrados a tus manos, el susurró llegando a tu oído, poseedor de tu tiempo, de tus días, tu vida no es tuya, tu vida es y será mía. Siempre estaré contigo, seré tu sombra, seré tu respirar porque yo soy y seré tu único dios.
Lucierne"

-¿Que mierda...?- susurró Harris.

Su respirar rápidamente se interrumpió mientras que un frío hielo subió por su espalda, aquellas palabras eran claramente una amenaza pero ¿Quién se atrevería a amenazar al príncipe de Martinus?.

El sentimiento cambio cuando las palabras rondaron por su mente, arrugando la carta con enojo, apretó los labios y estrechó la mandíbula mientras se propuso a no caer ni dejarse intimidar por algo como eso.

-Principe- dijo la voz del soldado.

-Estoy listo, saldré enseguida- Harris respondió mientras escondía las cosas en un baúl para que nadie, ni las criadas pudieran encontrarlas.

Las palabras de la carta rondaron por su cabeza, e inconscientemente se mantuvo atento observando cada soldado, cada rincón, cada puerta, estaría a la defensiva desde ahora en adelante.

Las puertas del salón pequeño se abrieron cuando el se acercó, un guardia anunció su llegada y el entró encontrando a su padre que estaba desayunando con unos documentos en la mano.

-¿Ha llamado usted?.

-Sientate Harris- dijo el Rey mirándolo con ojos filosos por encima de los documentos.

Su hijo no dudo un solo segundo y se sentó con rostro serio, sabía perfectamente que era lo que su padre le iba a decir.

-Escuche que has salido sin los escoltas ¿A qué se debe eso? ¿Qué es más importante para ti como para ir solo al bosque sin uno de mis soldados?- dijo bajando el papel y fijando sus ojos en su hijo.

Harris no levantó el rostro hasta que su padre dejó de hablar, luego armandose de valor le miró unos segundos para contestar sus preguntas.

-No deseo hacer perder el tiempo a los guardias, Siminos puede protegerme de...

MARTINUSOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz