ESPECIAL.

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Isabela.

—Creí que estarías ya con Elsa en el castillo —Anna entró a la habitación admirando las cunas—, aww, se ven tan tiernos.

—Las nanas se encargan de arreglarlos —mencioné acomodando al bebé en mis brazos.

—Con esto no tendría necesidad de salir con el clima tan frío —ella se acercó a mí y se sentó a mi lado—, le agarraste cariño ¿Verdad?

—Bastante, no lo sé, creo que verla tan indefensa me hizo sentir que era igual a ella cuando estaba con mi familia... —respondí—, es una tontería, lo siento.

—No, no, está bien —sentí su mano en mi espalda—, ambas lo han pasado mal y creo que ella sabe que pasaste por mucho y le gusta estar contigo —Anna acarició la mejilla de Elaine.

—Sí —dije mirándola—, aunque es hora de dejarla y mañana vendré de nuevo a verla —me levanté con la bebé en mis brazos y volví a colocarla en su cuna.

—Mañana es el tocar de la gran campana —comentó.

—Maldita sea, lo olvidé —bufé y Anna empezó a reirse levemente para no despertar a todos los bebés.

—Tranquila, solo llegarás un poco tarde —ella me tomó del brazo y caminamos fuera de la habitación del orfanato—, solo tocaremos la campana y la comida del castillo puede ser traída aquí.

—Nunca lo hiciste en estos dos años ¿Por qué ahora? —cuestioné tomando mi abrigo, me vestí y envolví la bufanda alrededor de mi cuello. Anna hizo lo mismo.

—Porque te veo a Elsa y a ti tan encariñadas en este lugar —respondió y ambas salimos del orfanato—. Pasan tanto tiempo aquí que parece su segundo hogar... O ¿Debería decir tercero?

—Es otro hogar —simplifiqué, Anna asintió satisfecha—. Tienes razón, aunque Elsa está más encariñada con los niños de seis.

—¿Has visto lo tiernos que se ven haciendo galletas de mantequilla? Tienen pequeños delantales y usan cubiertos demasiado pequeños —Anna chilló emocionada mientras caminábamos de regreso al castillo.

Me reí un poco mirándola y metí mis manos en las bolsas de mi abrigo.

—¿No han pensado en adoptar? —me detuve en seco con su pregunta—, oh... ¿En serio no lo han pensado?

—Bu-bueno, no ha sido un tema que hemos tocado —relamí mis labios nerviosa—, es gracioso cuando tomas en cuenta que llevamos un año de casadas.

—No puedo con ustedes dos —Anna gruñó—, necesitan comunicación, olvida tocar el tema de los hijos, necesitan hablar de lo que quieren.

—Hablamos, es solo que no creo que sea una necesidad tener un hijo ¿Sabes? —dije rápidamente— Escucha, y-yo no sé si estoy preparada para tener un hijo.

—¿Lo dices por creer que lo criarás igual que tu abuela a ti? —ella cuestionó.

—Hem... Quizá —respondí insegura aún de mi respuesta.

—Bien, no puedo obligarlas a hacerlo —ella suspiró—, simplemente pensaba que cualquier niño que adopten sería el más afortunado.

—¿Tú lo crees? —Anna asintió convencida.

—No tengo dudas de ello —ella sonrió y después empezó a reírse—, creo que estoy de esta manera porque tengo ya un bebé en el castillo.

—La maternidad te cambió, eso es seguro. Ya eres toda una madre sobreprotectora —molesté logrando que Anna soltara un bufido.

Aquellas Flores [ElsaxIsabela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora