8.

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Isabela. 

—A esto me refería de liberarme de mis presiones —dijo Luisa satisfecha mientras se estiraba. 

—Seguro fue un gran día para todos aquí —siguió Mirabel—. Y fue mejor que tener el pueblo cubierto de flores —molestó. 

—Comenzaba a agarrarte cariño, Mirabel —gruñí y ella me sacó la lengua para comenzar a reírse. 

—No pelees —reprendió Elsa que estaba a mi lado. 

—Está bien —apreté mis labios y saqué el aire tragando mis palabras que generarían un pelea entre Mirabel y yo. 

—Creo que aquí llego yo —dijo Elsa—, es algo tarde y deseo dormir temprano —jugó con sus manos. 

—Chicos ¿Cómo se dice? —escuchamos a mi tía Pepa delante de nosotros y al escuchar una leve risa de Camilo se presenció el sonido de un trueno. 

—¡Gracias, Elsa! —gritamos todos al unísono, menos Dolores. Ella nos miró divertida por la reacción que tuvimos. 

—Espero la pasaran bien —sonrió. 

El resto se despidió y empezaron a caminar hacia la casa. 

—Gracias por esto, Elsa —agradecí—, te veré mañana. 

—Adiós... —besó mi mejilla y se fue rápidamente a dónde se hospeda. 

Maldito sonrojo. Avancé y alcancé al resto para entrar a la casa, cuando iba de camino a mi cuarto encontré a Dolores esperando fuera de mi puerta. 

—Adivina qué tengo —sonrió maliciosamente y movió levemente su brazo para descubrir una botella de vino y en su mano llevaba varias copas. 

—Con gusto acepto un par de copas —murmuré sonriendo y ambas entramos a mi habitación. 

—¿Qué tal lo sentiste? —preguntó enarcando su ceja y abriendo la botella de vino—, ya sabes, lo que sucedió en la pista de hielo. 

—¿Qué sucedió ahí? —pregunté confundida. 

Hice memoria sobre el día y  recuerdo que encontramos a los chicos quejándose, Elsa hizo nieve y luego la pista de hielo, patinamos y luego la besé... Espera...

—¿¡Besé a Elsa!? —grité asustada y me sostuve del tocador después de recordar. 

—¡Estúpida mis oídos! —reclamó Dolores colocando sus manos en sus orejas—, y no grites o alguien puede escucharte. 

Había besado a Elsa, todo este tiempo y hasta ahora estoy recordando que la besé. Tapé mi rostro con mis manos sintiéndome apenada. 

—Por suerte solo Mariano y yo te vimos —sirvió vino en las copas y la miré asustada—, tranquila, lo amenacé con decir algo. 

—Más le vale... —suspiré— Y me largué de nuevo a la pista de hielo... Debió ser la adrenalina del momento —mordí mi labio y Dolores me entregó una copa llena de vino—, necesitaré la botella completa —tomé de la copa como si fuese agua. 

—Diré que no eres mi prima comienzas a decir tonterías —me miró—. Adrenalina o no, tú en verdad querías besarla —tomó de su copa. 

—No lo voy a negar, desde hace días deseaba hacerlo... —volví a llenar la copa de vino—, mierda, eso se sintió muy bien. 

—¿El vino, el beso o los dos? —quitó el listón de su cabello y se sentó en mi cama. 

—El beso. Fue rápido, pero electrizante —confesé y ella chilló de emoción—, juro que no quiero enfocarme tanto en Elsa pero ella lo hace imposible —bufé sentándome del otro lado de mi cama. 

Aquellas Flores [ElsaxIsabela]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें