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La compañera de Momo, aquella chica de cabello rosado y rizado, empezó a prepararme el café que había pedido

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La compañera de Momo, aquella chica de cabello rosado y rizado, empezó a prepararme el café que había pedido.

—Momo no vendrá hasta más tarde, está haciendo unos recados, espero que puedas conformarte conmigo—sonrió.

—Claro, no es ningún problema.

Ella me dedicó otra sonrisa dándome la taza. Aquella mañana, no había muchos clientes más.

—¿Haréis algo especial hoy?—preguntó.

—¿Hoy?

Ella entreabrió los labios, como si se hubiera arrepentido de lo que había dicho.

—No te lo habrá dicho...—susurró—Aunque ahora que lo pienso, a mi tampoco me lo dijo. Lo descubrí por casualidad.

—¿El qué?—ladeé la cabeza confundida.

—Hoy es su cumpleaños.

Ante sus palabras, me sorprendí.

—¿De verdad?

—Así es.

—¿Por qué no me lo habrá contado?—pregunté con una mueca de tristeza.

—Es muy reservada con su vida personal, yo no me preocuparía por ello.

Tras pensarlo, después del trabajo decidí ir a su casa. Nunca había ido. Sin embargo, me sabía la dirección de la primera vez que la acompañé. Tenía buena memoria con las direcciones.

Entré al bloque de pisos y miré el buzón para saber que piso era. Al llegar, piqué y me abrió un chico. Debía ser Todoroki. Momo me habló sobre sus inusuales rasgos físicos.

—Hola.

Él me miró confundido, intentando averiguar quién era.

—Soy Kyouka, un placer.

Le tendí la mano y él, al oír mi nombre, sonrió abrazándome. Me sorprendí, pero le correspondí el abrazo.

—¡Un placer!—estrechó mi mano con entusiasmo—Momo me ha hablado de ti, pero ella no está en casa. Debe de seguir trabajando, aunque no creo que tarde en venir.

Le sonreí y asentí.

—Puedo venir más tarde.

—No hará falta, pasa y la esperas dentro.

Él me hizo un ademán para que pasara.

Momo me dijo que estaban en reformas, pero deduje que ya habrían terminado. Al final, había pasado ya un tiempo desde que me lo comentó.

—Gracias—sonreí—He venido porque es su cumpleaños, quería darle una sorpresa. Aunque ella no me dijo nada.

Él se sentó en un pequeño sofá e hice lo mismo. No era un piso muy grande, pero era acogedor.

Inocente | MomoJirouWhere stories live. Discover now