68. Los demonios de mi pasado

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| | J O R D A N | |

Entro a la mansión sin mirar a nadie, azotando la puerta del salón principal, extrañándome al verla aparentemente vacía y con un misterioso silencio de por medio.

— ¿Padre? —exclamo en un tono alto para ser escuchado al menos hasta la sala de estar, pero no recibo respuesta, ni siquiera escucho sus voces.

Frunzo el ceño con desconcierto y dirijo mi vista hacia las escaleras, comenzando a subir rumbo a la alcoba de mi jefe hasta que me topo con la puerta entreabierta de su recámara.

Al entrar, mi primer reflejo es mirar la cama, observando rastros de sangre en ella, más las sábanas y colchas hechas un disturbio como si un elefante hubiera saltado en ella, dejando almohadas y cobijas repartidas en el piso.

Parecía un escenario sacado de una película de terror como si hubieran matado a alguien a golpes y la tenue iluminación del ocaso a punto de terminar no ayudaba demasiado, aunque en realidad, sólo había sido sexo.

Unos brazos fuertes me rodean por la espada antes de que pueda reaccionar.

— ¿En dónde estabas? —destila una voz grave y tranquila que hace ponerme al acecho de una sospechosa actitud.

— Salí a caminar —contesto secamente.

— ¿Por qué me mientes, Zoltan? —mi corazón da un pequeño brinco al ser descubierto y cierro los ojos resignado.

— Fui a ver a tu hermano —nos quedamos en un silencio sepulcral, haciéndome temer por su reacción.

Él no ha estado bien desde lo que sucedió...

— Ah, ¿sí? ¿Cómo está? —puedo sentir su sonrisa cargada de sarcasmo junto a mi oído.

— Protegido por los Savage, como imaginamos —sus brazos aprietan más mi cuerpo contra el suyo.

— ¿Lo mataste? —por su tono, suena más a amenaza que a una pregunta.

— Sólo hablamos —confieso entre dientes.

La verdad es que realmente deseaba matarlo con mis propias manos.

Una de sus manos se alza a mi rostro, acariciando mi mentón con una delicadeza que me provoca escalofríos.

— Sabes que siempre aprecio tu ayuda, querido Jordan, pero yo soy el que se encargará de él personalmente en el momento que yo lo considere —me engancha de la quijada, girándome la cabeza para poder ver de reojo sus maniáticos ojos que brillan sedientos de sangre—, ¿quedó claro? —Permanezco callado ante su comentario.

Él estuvo tratando de provocarme durante mucho tiempo hasta que admitiera lo que sentía por él. No es que lo haya hecho todavía, pero haber tenido sexo de esa manera debió haber sido suficiente; entonces, ¿por qué suena como si estuviera triste?

¿No se supone que es lo que quería?

— Sí... —siseo, lo que da paso a una sincera sonrisa en su rostro que, de cierta manera, luce melancólica.

Su agarre brusco se apacigua y se convierte en un abrazo cariñoso donde apoya su barbilla sobre mi hombro, permitiéndose inhalar mi aroma en una respiración larga y profunda.

— Jordan, ¿qué tanto me odias? —abro los ojos desconcertado por la pregunta, pero no lo pienso mucho antes de contestar.

— Lo suficiente como para pensar en apuñalar tu corazón —suelta una risa risueña y se aleja de mí caminando hacia la ventana.

— Dejando eso de lado, llegas justo a tiempo para la diversión.

— ¿Te refieres a... ?

— Sí, el exterminio de la familia Savage... —a juzgar por su voz, parece ansioso por empezar con nuestro plan.

Mi demonio Nicolás [  VOLUMEN 3 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora