66. Piel ardiente

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*Arthur en imagen*

NOTAS: ¡FELIZ NAVIDAD, DEMONIOS! En este día especial, mi regalo para ustedes es un capítulo lleno de sorpresas. ¡Disfrútenlo!

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| | A R T H U R | |

Han pasado casi cuatro semanas desde el juicio de Nicolás en el que hubo testigos que se negaron a hablar, abogados que aportaron argumentos a su favor y estoy seguro que al juez lo había visto hablando con Robert un par de veces y aún así, mi hermano fue declarado culpable y sentenciado, algo completamente absurdo considerando todos los aportes.

Algo no se sentía bien en todo esto y todavía estaba pendiente a la misión homicida de los Savage.

Mediante las noticias, me enteré que dentro de un par de días, los federales lo trasladarían a una prisión para criminales extremadamente peligrosos ubicada a la costa del país, muy lejos de la ciudad.

Supongo que lo del asesinato lo tenían pensado para hacer antes o durante el traslado.

No había podido ir a verlo, ni una sola vez porque temía mi reacción si lo hacía; temía no poder despegarme de él si lo veía, terminar atrapado de nuevo entre sus redes.

Intenté mantenerme distraído viendo televisión, limpiando el departamento, ayudando a Any en su tarea y conversando con ella. Había sido divertido pasar tiempo a su lado y aunque al principio fue un poco complicado por su actitud retraída, terminamos volviéndonos muy buenos amigos.

Pudimos conectar fácilmente gracias a que ambos sabíamos lo que era perder a una madre.

Por otro lado, las cosas con Adrián habían vuelto a la "normalidad", si es que se podía decir así. En realidad, después de mi confesión, él me ha tratado normal y ha sido cordial conmigo.

No hemos vuelto a mencionar el tema de esa inolvidable y traumática noche. Sonríe más a menudo cuando su hermana está presente o cuando vemos televisión, se podría decir que ahora estábamos en paz, pero... desde ese día, no he vuelto a mirarlo a los ojos.

Era medio día y Any se había ido a la escuela, dejándonos a su hermano y a mí solos en casa, más precisamente, en la cocina.

— ¿Dónde aprendiste a cocinar? —me habló desde la barra del desayunador donde tenía apoyado un codo mientras yo revolvía el mole de la olla.

— Bueno, como sabes, pasé mucho tiempo solo; solía comprar comida en la calle todos los días, pero siempre me caía mal y comencé a hacer mi propia comida.

— No tienes que cocinar todos los días.

— Sí tengo. No es sano comer pizza y comida china casi todos los días. Any necesita una mejor alimentación —apagué la estufa y empecé a servir en dos platos arroz con pollo y mole.

— Pero también hago ensaladas.

— Una vez a la semana —reproché mirándolo con desaprobación, dejando finalmente los platos en el comedor circular rústico.

Nos sentamos a comer tranquilamente sin volver a cruzar palabra durante el almuerzo

— ¿Vas a ir a verlo? —dejé de masticar ante la pregunta y la garganta se me cerró dificultándome tragar.

Sentí su mirada sobre mí, esperando que contestara.

Me pasé el bocado con dificultad, maquinando rápida pero cuidadosamente qué decir. No tenía idea de qué tipo de respuesta quería escuchar.

Mi demonio Nicolás [  VOLUMEN 3 ]Where stories live. Discover now