56. Mundo de pecadores

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NOTAS: Aprieten las nalgas que se viene fuerte :v

*Arthur en imagen*

. . .

Dentro de la caja, había unas bragas de encaje negro con una especie de... consolador en la parte media; una pequeña barra de hule negra que se metía por el...

Conociendo a mi hermano, debí esperar algo así.

Empecé a sudar. Nicolás estaba jugando conmigo.

Me fijé nuevamente en la caja, dándome cuenta que faltaban un par de piezas en el plástico del empaque que tenían las siluetas de los objetos que no pude divisar ni encontrarles forma.

No sabía para qué demonios eran o cómo servía esa lencería, pero definitivamente no podía usar esa cosa en la fiesta. Pensé en cambiarla por otra que se pareciera, pero... Nicolás había sido muy claro.

¿Y si me descubría? Era mejor no ponerlo a prueba.

Refunfuñé para mis adentros resignado y me la probé muy a mi pesar.

Empecé a caminar incómodamente por la lencería que traía puesta. Lo que la braga tenía en medio era pequeño a comparación de otra cosa que ya había tenido dentro de mi recto, especialmente cuando caminaba, pero seguía siendo notorio. Sentirlo con tanta claridad me tenía demasiado tenso.

No podía dar un paso sin verme demasiado raro y me puse a practicar frente al espejo para poder lucir lo más normal posible, con un poco de tiempo, me fui acostumbrando, aunque de vez en cuando no podía evitar cerrar las piernas.

En camino a las escaleras, me encontré con la pelirroja saliendo de su habitación junto con Nina; ambas eran mujeres hermosas que vestían atuendos elegantes y llamativos que remarcaban sus curvas.

Nina alzó su cabello rubio platino en un chongo de salón, dejando unos mechones rizados colgar a los costados de su cara. Su cuerpo lucía un delgado vestido negro con cuello alto que le llegaba hasta debajo de las rodillas donde se le notaba una fina maya color piel que decoraba sus piernas y los zapatos, del mismo color que el vestido eran unos tacones altos con punta, pero no sólo eso, sino que el abrigo blanco de alta calidad que llevaba sobre los hombros, la hacía lucir poderosa e importante y sensual también a ojos de cualquier heterosexual.

Como último detalle, cargaba bajo su brazo una bolsa de mano de charol con diamantes incrustados donde claramente pude ver que guardó una pistola de metal blanco al momento de atravesar la puerta.

Wendy, por otra parte, llevaba un lindo vestido beige holgado brillante de tirantes con escote abierto hasta el vientre y la espalda al descubierto. La tela de aquella prenda me pareció extremadamente delgada, tanto que podía llegar a confundirse con su piel si no fuera por la falda ancha con flores bordadas en ella.

Se había recogido el cabello en una pequeña cola de caballo alta que le quedaba muy bien, agregando unos cuantos adornos brillantes en su cabeza y un collar de diamantes de fantasía que la hacían lucir como una princesa.

Cuando me vio, se lanzó hacia mí con emoción.

— ¡Arthur, te ves genial! —me tomó de los brazos y empezó a zarandearme.

Su maniobra sorpresiva me hizo agarrarla suavemente de los brazos para detenerla, pues estaba demasiado tenso por la "ropa interior" que traía puesta y los movimientos bruscos no ayudaban mucho que digamos.

La braga estaba ajustada, pero cómoda. Aún así, me sentía intranquilo de pensar que tendría que llevarla puesta toda la noche.

— Necesito hablar contigo —le informé inmediatamente sin poder disimular mi inquietud.

Mi demonio Nicolás [  VOLUMEN 3 ]Where stories live. Discover now