Guerrero en la Sombra

311 32 25
                                    

     —La escasez ha golpeado fuerte, senadora —informó Quarsh Panaka—. El sufrimiento y el descontento amenazan las relaciones amistosas entre las personas de la superficie y los gungan que viven bajo el agua. Hay rumores de que los gungan están ayudando a los separatistas en lanzar un ataque sobre Theed; la guardia está inquieta, la ciudad también, no sé cuánto tiempo más se podrá sostener esta frágil paz.

     —No se preocupe, capitán —respondió Padmé, apoyando una mano sobre la otra en la mesa de su despacho. A su lado, Anakin recibía con atención las noticias de Naboo—. Nuestros esfuerzos por convivir con los gungan han sido fructíferos, estoy segura de que esto no es más que una tensión momentánea que debe ser atendida de inmediato.

     —Su majestad ha solicitado su intervención, senadora, cree que es necesario tratar directamente con los gungan. Hacerlos entrar en razón.

     —Y eso haremos. Los lazos diplomáticos son algo que debemos de cuidar con mucho recelo. Así que partiremos lo más pronto posible.

     —Muchas gracias. Eso sería todo por ahora, con su permiso —la holotransmisión se cortó al instante y Padmé dejó escapar un largo suspiro antes de que Anakin pudiera decir algo.

     No era un día tranquilo como había creído que sería; en cuanto puso un pie en el Senado, todas sus secretarias se abalanzaron sobre ella con decenas de informes detallados y extensos del problema en su planeta natal. Ni siquiera tuvo tiempo de caminar tranquila por los pasillos.

     —¿Los gungan ayudando a los separatistas? —caviló Anakin—. No se me ocurre un escenario donde eso sea posible. Siempre han sido leales y muy amables.

     —La crisis está golpeando muy duro, general Skywalker —respondió Padmé—, el pueblo fácilmente se desespera cuando no encuentra la solución a un problema. Ni siquiera los mundos pacíficos son pacíficos del todo.

     —Es verdad, ¿pero entonces qué pudo ser? 

     —Estoy en el mismo dilema —frunció el ceño, pensativa.

     —¿Quizás alguna traición?

     —No estoy segura, pero de seguro que lo averiguaremos cuando conversemos directamente con ellos.

     —Bien... Eso es un punto y me parece excelente, pero hasta ahora no me queda claro qué es lo que estoy haciendo yo acá —señaló Dans, mientras se apoyaba en el espaldar del sillón rojo en medio del despacho. Se había mantenido en silencio todo el tiempo porque también lo convocaron de sorpresa.

     —Usted está aquí porque está en falta, agente Ryder —contestó Padmé.

     —Sí... —esbozó una mueca de duda—, pero eran circunstancias diferentes y el protocolo me respaldó en cada una de ellas.

     Padmé arqueó los ojos rechazando el argumento, Anakin se cruzó de brazos e instó a Dans con la mirada para que terminara de decir lo que tenía en mente.

     —Miren —continuó el teniente—, tuve que tomar decisiones. Decisiones de las que no me arrepiento. Mandell por poco y es un fracaso rotundo; Tarax ni hablar y ni qué decir del asalto a la luna de Gybor.

     —Se entiende —cortó Anakin—, pero la senadora se refiere a que tus métodos pueden llegar a ser cuestionables.

     —¿No será porque el agente Ryder está dentro de su legión, general Skywalker? —preguntó Padmé, con una mirada ligeramente inquisidora—. Quizá sea tiempo de realizar una reforma en la supervición de la capacitación de oficiales en el ejército.

Fuego Estelar: A Star Wars Fan History IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora