Acto 7

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Los días comenzaban a transcurrir provocando que con ello llegará el mes de octubre, Shaoran se sentía feliz que esa hermosa niña de ojos jade se llevará bien con sus amigos, sin embargo aún la seguía escondiendo recelosamente de uno de ellos, y el motivo era simple, no quería que Eriol la molestara con su forma tan extraña de ser, sabía que no sólo se conformaría con conocerla, indagaría hasta tal punto que esa niña se sentiría acosada en más de un sentido, provocándole un estrés innecesario; pese a todo lo adverso que pudiera parecer, aquella pareja de castaños estaba sumamente tranquila disfrutando de su relación, sin embargo aquel muchachito de gruesa voz quería llevarlo al siguiente nivel y era el comentarle a sus padres aunque realmente era consciente que existía la posibilidad que esa niña no quisiera aún.

—Pequeña, quiero decirte algo.

—¿Qué sucede Shaoran?

—Estoy realmente muy nervioso y no me salen las palabras con claridad —inhala con fuerza—, yo, eh, pues…

—¿Intentas terminar conmigo Shaoran? —preguntó con bastante duda.

—No, no, no, no —agita ambas manos en negación—, no es algo malo, lo juro.

—De acuerdo, entonces tómate tú tiempo —sonríe con dulzura—, cuando decidas decirme te escucharé con atención.

Dicho eso, el chico respiró con mayor tranquilidad sintiéndose incluso más relajado ante la situación, después de inhalar varias veces le dijo:
—Preciosa, quisiera que mis padres supieran que tenemos una relación, también me gustaría mucho que lo supieran los tuyos, si es necesario que pida permiso lo haré, aceptaré las condiciones que me den pero, quiero saber que piensas tú.

—¡Ha era eso! —saca el aire—, me asuste un poco je je, pues no había pensado en decirles, y no es porque no quiera, creo que es más por lo que te había pedido en cuestión a ser egoísta, pero supongo que las cosas ahora son distintas —toca con sus dedos su pequeño mentón—, ¿eso quieres?, ¿quieres decirles?

—Sí.

—Entonces hagámoslo. —Sonríe.

—Pero ¿y tú?

—¿Yo qué? No me afecta Shaoran, verás no tengo problema en acceder a está petición tuya, es lo qué hacen las parejas, están dispuestas a ceder en ciertos temas, ¿verdad?

—Cierto.

Abrazo a su pequeña novia y la estrujo un poco, le hacía feliz que ella pensara de esa forma en la cual ambos podían llegar a distintos acuerdos, pero al final dándose cuenta que ella cedía en muchas cosas, queriendo ser él el que también la hiciera sentir querida de esa manera. Tomó su mano y comenzaron a caminar por aquel parque que se había vuelto tan importante para esos jóvenes; se dirigían a la casa de los padres del chico, algo nerviosa Sakura pero feliz por hacer algo que él le pedía.

Al llegar fueron recibidos con gran gusto, siendo esa niña abrazada con efusividad por la madre que no dejaba de mimarla cual muñeca de porcelana, Sakura entró a la casa a jaloneos proporcionados por esa alegre mujer que no la soltaba ni un instante, las cuatro hermanas mayores del joven tampoco se separaban de ella, incluso la sentaron con el afán de peinarla y maquillarla, acciones que asustaban bastante a esa niña, pero entendiendo que esa era su forma de demostrarle afecto.

—Madre, ¿y mi padre?

—En su despacho hijo —respondió sonriente.

El joven de cabellos castaños se dirigió a esa oficina, tocó la puerta y esperó hasta oír la voz de su padre para ingresar, ver a ese hombre de aproximadamente cincuenta años con una pila de papeleo, bolígrafo en mano, y los anteojos a medio sacar le llenaba de nostalgia, pues era una escena demasiado habitual para él. Su padre alzó la mirada, sonrió y se levantó de su escritorio, para acercarse a aquel joven inerte en la puerta, lo tomó de los hombros y ambos salieron, escuchando el escándalo que las mujeres de su vida estaban haciendo, viendo como todas se desvivían  por esa pequeña castaña que no podía moverse, provocándole reír a carcajada limpia, llamando la atención de todas las mujeres, jaló al menor de sus hijos para al final estar todos juntos; Sakura se levantó de golpe y le dio una reverencia al líder de la familia Li, el señor en cambio la tomó de sus hombros y la enderezó, acto que llamó mucho la atención de esa chiquilla, sin embargo tampoco se opuso a tal acción, sonriéndole ampliamente.

Bajo la Luna Where stories live. Discover now