Acto 2

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—Mucho gusto joven Li.

Ambos comenzaron a caminar con tranquilidad hasta la cafetería, entraron al establecimiento y continuaron con su amena platica.

—¿Qué edad tienes?

—Dieciocho y ¿usted?

—Por favor no me llames de usted, tengo diecinueve… Bueno, en julio, je je je. —Soba su nuca.

—Falta poco —sonríe —, ya que no quieres que te llame de usted, ¿cómo puedo llamarte?

—Haber, di mi nombre.

—Shaoran.

Aquel joven de cabellos castaños oscuros y ojos como la miel no pudo evitar sonrojarse, era algo absurdo incluso de pensar que una chica que recién conocía le provocará sensaciones no cotidianas, haciéndolo sonreír por ello, queriendo experimentar más de aquello que lo emocionaba.
—Sí, dime así —se ríe—, me agradas.

—Gracias, también me agradas Shaoran, por favor también llamarme por mi nombre, ¿está bien?

—Claro, me gustaría que me contaras más de ti, bueno si es posible.

—Pues… —toma su mentón y se queda de forma pensativa—. Vivo con mis padres y mi hermano, él es mayor que yo por cinco años, sus amigos también son mis amigos, dos jóvenes de su edad, aunque uno de ellos es mi novio también.

«Era más que obvio que tendría novio, es una chica muy linda y dulce, que idiota fui al creer lo contrario».
—Vaya que gusto saber más de ti.

—¿Tú estudias Shaoran?

—Sí, en la universidad, quiero ser arqueólogo.

—Mi padre es arqueólogo y también da clases en la universidad.

—¿Enserio? ¿Entonces —dudo—, eres hija del profesor Fujitaka Kinomoto? —preguntó con bastante curiosidad.

—Sí, es mi padre.

—¿En serio? Que noticia, no me lo esperaba, soy un gran admirador de sus investigaciones, he leído todos sus libros y sus publicaciones en revistas científicas, sus conocimientos en la comunidad ha sido invaluables… —se detiene en seco, y bastate avergonzado carraspea—, disculpa, me emocione un poco.

—No te preocupes —se ríe—, me agrada mucho que me digas que es lo que te apasiona, verás es un poco complicado solo depender de lo que escuchó, pero también lo vuelve divertido, hasta interesante, me gusta mucho platicar con la gente y muchas veces todos tienen algo que contar, me hace feliz que quieras compartir eso conmigo, y lo hace más especial porque es de mi padre de quien hablas, que lo admires y respetes de esa forma me anima mucho, es un sentimiento muy bonito el que me genera, sabes me gustaría que lo conozcas, dime Shaoran ¿quisieras ir a mi casa y poder conversar con mi padre?

—¿Qué? No quiero abusar, pensarás que al final estoy aprovechandome de la situación, y realmente me agradas pequeña.

—¿Pequeña? —preguntó con bastante curiosidad —, ¿me dijiste pequeña? —Sonrió.

—Perdón, se me salió —admitió con mucha vergüenza.

—¿Por qué pequeña? —preguntó entre risas.

—Es que eres más bajita que yo, tú cabeza alcanza apenas mi hombro.

Sakura cubrió su boca y comenzó a reír con discreción, se sentía feliz y por algún motivo que no comprendía, quería seguir experimentado ese sentimiento con aquel chico que recién conocía.

—No me molesta Shaoran, tranquilo —le da una hermosa sonrisa, dejando absorto a aquel castaño que no podía parar de dejar de mirarla con tal devoción—, si no tienes nada más que hacer, podemos ir a mi casa.

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