♛ CAPÍTULO 12 ♛

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Doy una última embestida a la sumisa, apretando su pelo y echando su cabeza hacia atrás, siento como mi polla explota, la mujer jadea cuando tiro de ella, con una lágrima recorriendo su mejilla, me sonríe sin dejar de mirarme y abriendo la boca

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Doy una última embestida a la sumisa, apretando su pelo y echando su cabeza hacia atrás, siento como mi polla explota, la mujer jadea cuando tiro de ella, con una lágrima recorriendo su mejilla, me sonríe sin dejar de mirarme y abriendo la boca.

— Ah...— suspiro.

Sujeto mi miembro con fuerza y envuelvo su pelo alrededor de mi puño, me tenso cuando siento como una descarga me recorre, echando mi cabeza hacia atrás y notando la lengua de la sumisa limpiar mi polla con determinación.

— Vete — le ordenó.

Me obedece sin decir ni una palabra, ¿debería abrir el armario y decir a la mortal que no me tome por estúpido?

Desde que abrí la maldita puerta pude notar la marca, claro que, me interesaría más saber que busca aquí, y no matarla por saltarse una de las normas más importantes.

Observo el armario, me muerdo el labio, y me pongo unos pantalones de deporte para salir.

— Rey, no hay rastro — mis dos hombres me interrumpen en cuanto salgo, no contesto, obviamente no la van a encontrar.

— Iros a descansar, ya me ocupo.

Asienten, ambos con una mirada cargada de miedo, y se van, yo me dirijo al fondo del pasillo, la distancia perfecta para ver cuando ella sale de la habitación y que ella no me sienta.

Dos minutos y bingo.

Sale con unas hojas de la mano, sabía que esto iba a pasar, maldito hijo de puta.

Bajo las escaleras tras la mortal, agradezco que hoy no lleve la ropa de Raxi cuando bajo la mirada por su cuerpo, esconde el papel rápidamente al sentir mi presencia.

— ¿Dónde estabas? — pregunto.

— Con Raxi — baja la cabeza avergonzada, y vuelvo a sentir la marca, me muerdo el labio tratando de no sonreír ante su gesto.

— Mentira.

— Se me olvidó decirle algo.

— Estaba yo con ella. 

Abre los ojos y se para en seco, girándose sobre sus talones, sé que estaba en mi habitación, y sé con quién estuvo antes, pero que aún no confíe en mí tan solo me hace sentir más furioso.

— ¿Estoy obligada a decirte donde estoy? — pregunta, me hace gracia como cuando trata de ponerse seria ocultando el miedo, su boca se estira con un pequeño tic en el lado derecho.

Es jodidamente inocente a veces, y eso hace que me ponga enfermo.

— En absoluto.

Dejo que se vaya de nuevo, y busco a Rob, que se encuentra frente a la chimenea del salón leyendo otro de esos estúpidos libros.

PRESA DEL REY © COMPLETAWhere stories live. Discover now