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Jimin se sentía miserable mientras esperaba sentando en las gradas del gimnasio a que las clases de inglés terminaran. Llevaba faltando a una que otra clase toda la semana. Prefería faltar a las asignaturas donde tenía que armar equipo con Jungkook, y llegaba tarde a las demás para no tener que sentarse con él por obligación. Después de confesarse, lo único que quería era alejarse hasta que el sentimiento desapareciera.

Afortunadamente, el gimnasio siempre estaba vacío, sólo se utilizaba en clases de deporte o cuando había un juego de baloncesto importante. Los maestros por lo menos no se acercaban ni siquiera para las emergencias.

— ¿Qué haces ahí? — Una chica fue la que se lo preguntaba mientras se acercaba a los asientos con sus manos en los bolsillos de la sudadera, pareciendo desinteresada. Romolo caminaba tras ella, los dos tenían el mismo gesto aburrido en sus caras, incluso compartían un estilo parecido, podría haber pensado que eran familia o almas gemelas.

Conocía a esa chica, Jimin sabía que se llamaba Maxine y que había llegado de intercambio de algún país que no recordaba, pero que le parecía extraordinario.
Ella era muy alta, al menos le sacaba unos 6 centímetros de diferencia, se veía pequeño a su lado y era una de esas cosas que siempre le dejaban boquiabierto. También era muy linda, con una piel tan lisa que parecía una verdadera muñeca antigua, además de tener unos ojos extraños que a la luz casi lucían amarillos.

— Estoy saltándome las clases como tú. — Le respondió Jimin intentando oírse juguetón, pero su voz seguía oyéndose débil, no parecía para nada contento.

— Mmm, tengo chocolate, ¿quieres uno?

Maxine se sentó junto a él en las gradas, Romolo se quedó de pie como si no supiera qué hacer consigo mismo.

— No tengo hambre.

— Te daré el chocolate y tendrás que comerlo. Dice mi novio que hace bien cuando uno está con pena. — La chica le tendió un trozo generoso de chocolate en las manos. Venía en su envoltura, por supuesto, pero no era algo pequeño. Parecía que era algo que había comprado para ella, pero que en el último minuto decidió regalarlo.

— ¿Tu novio? — Realmente esperaba que su novio no fuese Jungkook, le partiría el corazón porque de partida Maxine era preciosa, y porque jamás podría odiar a alguien como ella, por más que lo quisiera.

— Mi novio es Dante, el hermano de Romolo.

— No sé cómo lo soportas. — Murmuró Romolo echándose las manos al bolsillo.

— Yo no digo nada de tu novia, Romolo, y tengo muchas cosas guardadas. — Maxine miró a Jimin mientras se acercaba un poco más a él, tomándole del brazo como si fuesen viejos conocidos pasando el rato — ¿Sabías que su novia siempre lo deja plantado? Y luego le cuenta a todo el mundo que es un amor, pero se queda solo y tengo que hacerle compañía para que no se aburra.

— No te pido que me hagas compañía, Max.

— ¡Y no lo necesitas preguntar!, porque yo soy buena amiga y te acompaño igual. Aparte me da rabia que no te acompañe, algunos mocosos siguen molestándote. — Volvió a mirar a Jimin, pasaba de mirar a su amigo, a mirarlo a él —. Lo molestan todos los días y esa novia suya no hace nada. ¿Te das cuenta de cómo son las cosas?, pero no me hace caso y me dice molesta y metiche.

— Pero eso está mal, ¿no?, que te dejen solo no está bien. — Se integró Jimin en la conversación, olvidándose por un segundo de sus propios problemas. Tal vez Maxine tenía un don al hablar y hacía que cualquiera se entretuviera con un nuevo tema.

— No me quedo solo, Maxine es como una pulga que no me deja tranquilo.

— Es que es un tsundere, de esos que se hacen los fríos, pero son tiernos. — Le explicaba Maxine a Jimin mientras gesticulaba todo con su mano libre.

MAKE ME YOUR QUEEN 后 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora