Capítulo 31 'El tiempo comienza a correr'

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Tobías

Mi pierna izquierda se movía con nerviosismo, mi mano derecha sostenía mi móvil mientras me daba ligeros golpes con él en la mejilla. No podía mantenerme quieto. Las personas que estaban a mis costados en los asientos del aeropuerto, miraban la intranquilidad que recorría mi cuerpo, pero no me importaba que estuvieran de fisgonas, lo único que me importaba era saber de Aitana.

Habían pasado veinte minutos después del tiempo acordado, veinte malditos minutos y ella no se había comunicado conmigo. Se suponía que me llamaría al terminar de hablar con Tucker, pero no lo había hecho y tampoco cogía mis llamadas. Tal vez estaba exagerando, después de todo, no había pasado tanto tiempo, pero había algo, algo que me tenía preocupado, algo que sentía que no andaba bien.

—Ey —papá se acercó a mí. Había ido a buscar un cesto de basura para desechar su vaso de café—. Ese es nuestro vuelo, ¿vamos? -ladeó la cabeza.

Con un suspiro, me puse de pie y comenzamos a caminar en dirección a nuestra puerta para abordar el avión, una vez más, volví a llamar, pero ya no al móvil de Aitana sino al de Jesse. Este, sonó un par de veces hasta que lo cogió.

—¿Hola?
—¿Qué hay, enano? Habla Tobías —le respondí.
—Lo sé, te tengo registrado —dijo con obviedad.
—No puedo comunicarme con Aitana. ¿La has visto?
—Mmm, no —mi nerviosismo aumentó—. Apenas hace unos cuantos minutos papá y yo llegamos a casa y ella no estaba.

«Genial»

¿Podrías averiguar si está con Tucker?
Dame un momento.

Esperé por algunos segundos hasta que volvió a la llamada.

Las luces de la casa de Tucker están apagadas.

«Carajo, carajo, carajo»

Creo que no hay nadie —añadió.

¿Qué demonios estaba pasando? No quería pensar en que Aitana no había tenido el valor para terminar con el idiota ese, pero era inevitable no poder hacerlo. La realidad era que todo entre nosotros había pasado muy rápido, con lo que se veía que ella sentía por él, se dudaba que fuera a terminar su relación de un día para otro, hasta había sido estúpido de mi parte no suponerlo, pero ¿y si no era así? ¿Y si Aitana le había confesado a Tucker lo nuestro y él había enfurecido? «Rayos» Eso no pintaba nada bien.

Enano, ¿puedo pedirte un favor?
¿Le dirás a Donna que me regale un beso? —sonreí.

Jesse tenía una pequeña fantasía con mi hermana desde hacía unos cuantos meses atrás, pero no quería decírselo a nadie, mucho menos a Aitana, quien no dejaría de burlarse de él. Yo lo había descubierto por casualidad, el señor Pevensy y él habían visitado a papá y mientras los adultos charlaban, atrapé al enano espiando a Donna en la piscina, algo que me había resultado muy divertido.

De acuerdo —accedí—, pero sólo si haces bien lo que te voy a pedir.
Dalo por hecho —resoplé.
Quiero que vigiles la casa de Tucker y me avises inmediatamente cualquier cambio que haya.
Eso será muy aburrido, pero está bien —expresó con pocos ánimos.
Que te sirva como motivación ese beso —colgué.

—¿Está todo bien con Aitana? —me preguntó papá.
—Eso espero, es sólo que no puedo comunicarme con ella —sonrió.
—No pude evitar notar lo feliz que estabas al entrar al restaurante —comentó y yo fruncí el ceño.

Habíamos quedado en encontrarnos en un restaurante dentro del aeropuerto, y sí, estaba jodidamente feliz. Había llegado después de pasar tan increíbles momentos con Aitana en la casa del lago, así que ¿cómo no iba a estarlo?

Aitana al acechoKde žijí příběhy. Začni objevovat