Capítulo 14 'De compras con el demonio'

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Aitana

—Sabía que lo lograrías —le dije a Tobías mientras caminaba a su lado.
—Estoy satisfecho —se encogió de hombros.
—No seas modesto —le sonreí—. Acabas de ganar el premio al primer lugar en la feria de ingeniería y arquitectura, creo que tienes permitido ser un arrogante en este momento y presumir tu logro —sonrió al mirar la pequeña estatuilla de cristal en su mano.
—Creo que todo fue gracias a ti —me miró con un poco de seriedad.
—¿De qué hablas? —fruncí el ceño—. Tú lo hiciste absolutamente todo.
—Pero no habría ganado si no hubieses estado a mi lado.

El calor subió con rapidez a mis mejillas y no dudé en apartar la mirada.

En la feria, fuimos discretos, intencionalmente, observábamos los proyectos de los demás participantes, fingiendo que nada había pasado tiempo atrás, pero cuando nuestras miradas se encontraban, el momento revivía en nuestros ojos, aquel encuentro pasional en las duchas de la universidad.

Todo había cambiado entre Tobías y yo ... ya no podía verlo como antes, en ese momento, ya todo lo que apreciaba al observarlo, era su porte tan atractivo y varonil.

—Eres como mi grillo de la suerte —añadió y no pude evitar extender mi sonrisa—. Aún recuerdas esa película de Mulán, ¿cierto?

¿Cómo olvidarlo? Cuando teníamos nueve años, lo obligué a ver la película durante un mes completo y, mientras que yo cada día que pasaba la amaba más, él la repudiaba con todo su ser.

—¿Te parece si pasamos por pizza y vamos a mi casa para volver a verla? —propuso.
—¿En tu habitación? —me sentí asustada y el tonto comenzó a reír.

Estaba quedando loca y, al parecer, un poco adicta a ...

«No Aitana, eso no. Tobías es tu mejor amigo»

—Que conste que la pervertida eres tú.
—¡Cállate! —un poco avergonzada, lo empujé, juguetona.

Llegamos al estacionamiento y nos acercamos al auto de Tobías, él había abierto la puerta para mí, pero no pude abordarlo, puesto que el Mini Cooper rosa de Donna se detuvo frente a nosotros.

La hueca novia de Tobías iba con ella.

—¡Hola bebé! —bajó del auto para correr hacia Tobías.

Ella besó sus labios y yo desvié la mirada, sintiéndome un poco incómoda.

—¿Qué haces aquí? —Tobías también se sentía incómodo—. Creí que no querías venir.
—Yo la traje —Donna se acercó—. Resulta que estaba esperando a Aitana en su casa hasta que su papá me dijo que estaría aquí contigo y en el camino hablé con Brittany, quien no dudó en acompañarme para verte.
—Te extrañaba —le dijo la hueca al abrazarlo.

Mentía, conociendo a la perra, se había presentado ahí porque Donna le dijo que yo estaba con él.

—¿Estás lista? —me preguntó Donna con una sonrisa en el rostro.
—¿Lista para qué? —fruncí el ceño.
—Para ir de compras, claro.

«Ay, no»

—¿Compras? —la hueca sonrió—. Buena suerte con ello —añadió con burla.
—Brittany —Tobías le advirtió.
—Yo me voy a casa —expresé después de suspirar y comencé a caminar.
—Espera —Tobías me tomó del brazo—. Viniste conmigo y yo te llevaré de regreso.
—¡Claro que no! —habló la entrometida—. Ella ya tiene planes con Donna, ¿no escuchaste? Además ... —rodeó el cuello de él con sus brazos—. Tú y yo iremos a mi casa y aprovecharemos que mis padres no están.

La odiaba, juro que la odiaba, no debía tener un sentimiento tan horrible por la novia de mi amigo, pero la perra se lo había ganado a pulso y más con lo que había visto el día anterior en la universidad.

Aitana al acechoWhere stories live. Discover now