CAPITULO XXII

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— HOGSMEADE Y VLADIMIR —

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HOGSMEADE Y VLADIMIR

Septiembre paso rápido y Octubre casi se termina en un pestañeo. El día de Halloween habían programado una salida a Hogsmeade, así que ese día Kaia iría junto a Vladimir que durante esos dos meses había hecho compañía a la Ravenclaw.

Kaia había llegado a la conclusión en qué no debería evitar a Julia ya que son de la misma casa y del mismo curso. Aveces hablaba con ella, pero siempre trataba de cortar la plática sacando a relucir puros pretextos para marcharse.

Por todo Hogwarts se había expandido el rumor de que Regulus y Julia mantenian una relación amorosa a distancia desde hace varios años y esa noticia le había caído como balde de agua fría a Kaia.

La pelirroja aún tenía náuseas, pero un poco menos que el mes de Septiembre. Kaia salió de su sala común mientras se acomodaba su abrigo y ahí afuera vio a Vladimir.

El chico al verla le sonrió y ella hizo lo mismo.

- Hola, ¿nos vamos? - Preguntó el y ella asintió.

Comenzaron a dirigirse hacia la salida del castillo y después que el señor Filch les recogió los permisos, ambos se encaminaron hacia Hogsmeade.

La compañía de Vladimir era agradable y Kaia solo podía agradecerle por estar con ella.

— ¿Te apetece ir a las tres escobas o pasamos a un lugar antes? — Le preguntó Vladimir mientras la miraba esperando una respuesta.

— Vamos a Honeydukes — Kaia lo tomo de la mano y lo jalo hacia el establecimiento — Muero por comer dulces.

Vladimir río y juntos entraron al lugar, dónde rápidamente un olor de chocolate mezclado con azúcar llegó a sus fosas nasales. Kaia aspiro el olor y tomo una pequeña canasta donde comenzó a tomar miles de dulces, chocolates y demás.

Cuando la pelirroja se acercó a pagar, el se apresuró a sacar una pequeña bolsa donde tenía el dinero que sus padres le mandaban y pago.

— No es necesario, Vladimir — Le decía ella mientras el tomaba las bolsas de dulces.

— No importa, Kaia — Le dijo el mientras abría la puerta del local y la dejaba salir. — Tómalo cómo regalo de cumpleaños.

— Aún falta — Dijo ella mientras ambos se quedaban parados en medio de la calle.

— No importa.

— Los acepto si prometes tomar algunos dulces para ti — Kaia le dijo y el sonrió.

— Muy bien — Dijo el y ahora, ambos se encaminaba hacía las tres escobas.

Llegaron al cálido local y entre los dos se dirigieron a una mesa. Vladimir acomodo las bolsas debajo de esta y después se dirigió a la barra donde pidió cerveza de mantequilla para el y la pelirroja.

— Gracias — Kaia sonrió hacia Vladimir y le dio un sorbo a su tarro.

— No se de que podríamos hablar — Soltó Vladimir después de ver a Kaia. — No puedo evitar ponerme nervioso.

— ¿Por qué? — preguntó ella mientras ambos sentían un viento frío abrazarlos, eso indicaba que la puerta había sido abierta.

— ¡Kaia! — La exclamación hizo que varias personas del local voltearan a ver hacia Julia que se dirigía hacia Kaia.

Kaia rodó los ojos y Vladimir sonrió al ver su acción, el había notado la irritación en la pelirroja cuando veía a la rubia.

— ¿Que tal? — Julia estaba sonriendo — ¿Están en una cita?

— Si — Se apresuró a responder Vladimir mientras Kaia solo lo veía con una mueca extraña.

— Si es así... yo me voy con Regulus nuevamente — Julia les sonrió a ambos — Nos vemos.

Cuando la rubia se marchó, Kaia volteo hacia Vladimir y el se encontraba sonriendo.

— ¿Porque dijiste eso? — Preguntó ella.

— ¿Dije que?

— Que es una cita — Kaia le dijo. — solo es una salida y...

— Lo hice porque sabía que ella nos dejaría solos y se lo mucho que te irrita. No pierdo la esperanza de que en un futuro me permitas tener una cita contigo, pero por el momento solo lo dije para que no dejará que te pusiera de mal humor.

Kaia lo miraba agradecida.

— Eso fue muy bonito — Admitió ella.

Vladimir sonrió.

Después de que Kaia y Vladimir regresaron al castillo, ella no pudo evitar expulsar todo lo de su estómago. Las náuseas la atacaban de vez en cuando y ella no dejaba de tomar las pociones que su madre le mandaba.

•••

James Potter seguía a Kaia mientras ella negaba y decía a su hermano que la dejara en paz.

— Kaia ve — le pedía James. — el primer partido de la temporada.

— No me gusta el Quidditch — rechazo ella.

— Porfavor — el bloqueó su paso y ella se cruzo de brazos. — Solo ve al primer partido, usas mi camiseta y ya. No es necesario que nos animes, ya tenemos suficientes fans.

— Oh por Rowena, cállate. — Kaia le quitó su playera de la mano. — Solamente iré a este y ya.

James hizo un pequeño baile para celebrar.

— Te veo ahí — James le revolvió el cabello. — Es a las once.

Después de eso James salió corriendo mientras iba gritando y las personas de los cuadros lo reñian por hacerlo.

Kaia miro la camiseta y suspiro mientras la guardaba en su mochila y se dirigía al gran comedor.

Cuando entro, se encontró con que este se encontraba bastante lleno y se le hizo extraño. Era demasiado raro que mucha gente se juntara a la hora de la comida.

Noto que la mesa de los profesores era tapada por una gran pancarta dónde había una fotografía de Maia Black y otra de Cygnus Black, Kaia sintió asco y repulsión al leer lo que en esta decía. Explicaba los distintos abusos cometidos por el hacia la chica desde que tenía cinco años, los distintos maltratos psicológicos, padecimientos de TCA, entre otras cosas.

Kaia volteo hacia la entrada y vio que Maia entraba junto a Evan, totalmente ajena a lo que había ahí y todos sabían. La pelirroja sin dudarlo se apresuró a llegar hacia la Black pero tardó demasiado y cuando llegó a su lado, ella ya había leído lo de la pancarta y estaba bajo la mirada de todo el gran comedor.

Evan parecía tener la mirada perdida en la pancarta y Kaia solo vio como la Black veía a todos los que estaban ahí y salía del lugar. Ella se apresuró a alcanzarla, dejando a todos sumidos en un silencio.

Sempiterno | Regulus BlackWhere stories live. Discover now