Capítulo 2

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Ya era por la mañana, y el rubio iría a la casa para la firma del contrato y la entrega de llaves, para esa misma tarde empezar a llevar sus cosas, aunque no tardaría mucho, porque con una floritura de su varita ya estaría todo guardado.

Pidió el desayuno del hotel porque había quedado dentro de media hora. Y en lo que se lo traían se vistió tal y como ayer lo hizo, pues no podía vestirse como lo hacia en en el Londres mágico, creerían que estaría loco.

Cuando estuvo listo y desayunado lo cogió todo, lo hizo pequeño con un hechizo minimizador y se lo metió en el bolsillo. Revisó que no se le olvidaba nada y bajo al vestíbulo y le pidió la cuenta a la dependienta que se encontraba en el mostrador. Cuando saco la cartera y pagó se dio cuenta de que tenia que cambiar mas dinero, aunque no quisiese ir a Gringotts por si se encontraba alguna sorpresa.

Llego a la casa justo a tiempo y el vendedor ya estaba ahí esperándolo.

-¿Es usted Draco Malfoy?- preguntó el agente inmobiliario.

-Si, soy yo- dijo dándole la mano.

-¿Alquilará la casa al final verdad?- preguntó el hombre.

-Por supuesto, solo dígame que tengo que hacer pues quiero mudarme lo mas pronto posible.- dijo el.

-Claro, solo firme este contrato, deme la entrada de la casa y ya será toda suya.- le aclaró.

-De acuerdo.- Dijo él. El agente le dio el contrato y el firmó. A continuación sacó su cartera y le dio el dinero de la entrada de la casa. Después el hombre saco de su maletín un manojo de llaves y se lo entregó.

-Bien, hay varias llaves. De la puerta del jardín, de la entrada de la casa y de las habitaciones. Ha sido un placer hacer negocios con usted señor Malfoy.- dijo él ofreciéndole la mano nuevamente.

-Igualmente.- respondió Draco gentilmente. Cuando el agente inmobiliario se fue Draco abrió la casa y entró, y se sorprendió al ver que la casa no estaba tan mal como esperaba, solo tendría que arreglar unas cosas como por ejemplo los colores de las paredes, haría la casa a su manera, no quería que fuera tan lúgubre como su anterior mansión, quería que fuese elegante y acogedora para que se sintiese como un verdadero hogar.

Se pasó toda la tarde arreglando los pequeños detalles que faltaban en la casa, y cuando terminó, sólo pudo bañarse y vestirse, se dio cuenta de que no había comido desde la mañana. Cuando se acordó, el estomago le rugió ruidosamente.

No supo que comer pues aún no había comprado nada de comida, así que se fue al bar que había cerca de la casa y encargó un bocadillo para llevar, pues desde que fue aquella vez a aquel restaurante no quería ir otra vez porque estaría solo.

Se fue a su casa y se comió el bocadillo, se sentía un poco solo, y casi no tenia ganas de comer, sabia que necesitaba algo o mas bien alguien que le acompañase.

Cuando ya no tuvo mas nada que hacer, se acostó a dormir, decidiendo que mañana daría una vuelta e iría a comprar las cosas que faltaban para la casa como por ejemplo la comida, cosas del baño y mas ropa, pero no sin antes ir a Gringotts.

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Al día siguiente Draco salia de Gringotts, después de cambiar lo necesario.
Se había teletransportado ya al Londres muggle y estaba de camino a algún lado donde pudiera comprar la comida. Por primera vez admitía que las clases de Estudios Muggles sirvieron para algo en Hogwarts.

Metido en sus cavilaciones no se dio cuenta de que iba a chocar con alguien, hasta que chocaron y alguien cayó encima suya.

-Dios mio, lo siento no vi por donde iba.- se disculpó la persona que se chocó con el. Draco iba a replicar, hasta que se fijo en la persona con la que chocó. Era una chica hermosa, pelo castaña ondulado, ojos color miel y perfectas curvas, además de un olor cautivador.

-No importa, yo tampoco me fijé por donde iba- solo pudo decir eso, mientras ella se levantaba y le sonreía.

-Hermione Granger un placer.- le dijo ella tendiéndole la mano.

-Draco Malfoy, igualmente.- Le dijo él regalando una sonrisa y dándole la mano.

-¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?.- Preguntó ella.

-No, no importa, estoy bien ¿y tú?.- preguntó él ahora.

-Si, si, gracias por preguntar, pues bueno Draco, un placer conocerte.- le dijo ella sonriendo y volviendo a caminar.

-Igualmente.- le dijo él levantando un poco la voz, mientras veía caminar a la castaña ondeando su pelo y su vestido veraniego, conjuntado con unas plataformas negras. Se dio cuenta de que varios hombres se giraban a verla. Draco... Escuchó en su cabeza como ella lo había llamado. De verdad, qué confianzudos eran los muggles. Se había dado cuenta de que aquí solo te llamaban por tu nombre de pila, tu apellido pasaba a ser segundo plano.

Después de eso, se fue al supermercado más cercano, comprando todo lo necesario. Salió y se escondió en los aparcamientos para hacer pequeña la compra y se la metió en el bolsillo, ahora pensaba ¿que haría ahora?, ni el mismo lo sabia, se sentía raro en ese nuevo mundo, no estaba acostumbrado a ese tipo de vida. Y supo que desde ese momento seria un nuevo comienzo, comenzaría una nueva vida, sabiendo que no seria tan fácil sin ayuda.

Enamorado de una MuggleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora