54. Y por eso tienen miedo cuando van a hablar (Gay/Yaoi)

157 3 0
                                    

Dolor de cabeza y de barriga, eso es lo que sentía antes del gran momento. No había podido dormir, dando vueltas sobre lo que ocurría. Había un problema, un chico, como siempre. Un chico en el que no debía fijarme, como siempre. 

Otra vez, insomnio. Otra vez, la luz de la luna entraba por mi ventana y caía directamente en las sábanas de la cama. Otra vez, mis demonios me perseguían, analizando la situación, una y otra, y otra y otra... y otra vez. En ninguna de ellas, él valía la pena, en ninguna de ellas, podría hacerme feliz, en ninguna de ellas, podría hacerle feliz yo a él. 

Mis ojos pesaban y el dolor en el pecho se intensificaba. No quería esa situación. No la quería. No quería sentir algo por él. No quería tener que enfrentarme de nuevo, intentar hablar de nuevo, llorar de nuevo y sufrir de nuevo. No quería volver a verlo. No podía aguantar otro insulto, otra falta de respeto, otro reproche, otra culpa que no me pertenecía. No podía aguantar otra movida, otro problema, otro pensamiento negativo sobre todo, otro "esto es una mierda". No podía aguantar más ese pensamiento putrefacto que hace que todo lo de su alrededor se pudra. 

Empecé este trabajo con ilusión, con ganas. Empecé este trabajo, deseando comenzar una nueva aventura. Hubiera sido la experiencia de mi vida, lo hubiera sido, de no ser por él. Él, que desde el primer día te recibía con quejas de todo y de todos. ¿Cómo pude estar tan amargada los primeros días con la ilusión con la que había comenzado? ¿Cómo podía afectarme tanto su pensamiento negativo, hundirme tanto sus comentarios dañinos y su hipocresía vulgar? ¿Cómo podía hacerme sentir tan pequeña, tan frustrada y tan incapaz, cuando hago bien mi trabajo? Es cierto que había cosas que tenía que aprender y mejorar, pero él no era nadie para decírmelo. Si eso hacía cuando sólo estábamos trabajando juntos... ¿Cómo hubiera sido si hubiese habido algo más allá? ¿Me hubiese ordenado como practicar el coito? Con lo que me gusta practicar el coito, me habría quitado las ganas hasta de eso. 

Me levanté y miré por la ventana. Había una caída de dos pisos. A lo mejor, si me tiraba por esa ventana, no tendría que enfrentarme otra vez a lo mismo. No tendría que elegir entre él o un trabajo que me gustaba. Bueno, la verdad es que últimamente no me estaban saliendo las cosas, estaba tan quemada que me estaba afectando a hacer bien mi trabajo. Sin embargo, ¿cómo miraría a mi familia si lo dejo? ¿Cómo miraría a mi madre? ¿Cómo miraría a mi abuela? Me han criado con la frase de que hay que ser fuerte y enfrentarse a todo. A todo. No tengo fuerzas ya para enfrentarme a esto de nuevo. Se me han consumido todas. No tengo fuerzas de luchar más. No quiero tener un compañero así. No quiero sus comentarios hirientes, que intentes hablar con él y su respuesta sea: "es que, soy así" o "yo no dije nada malo, así que, si te da un ataque de ansiedad, es tu problema". No quiero tener que hacer mi trabajo y más aún. No quiero tener que levantarme y tener que enfrentarme al mundo. Si me tirase por esta ventana, no tendría que hacerlo. 

Me acerqué a la ventana decidida y paré en seco. ¿Qué estoy haciendo? 

Miré a mi alrededor, aquel lugar en el que sentía que ya no pertenecía, que ya había pasado mi momento. Aquel lugar donde no podía tener una vida, aquel lugar, del que realmente me apetecía huir. No era la mejor decisión, seguramente, sea la peor de todas. Sin embargo, es mejor idea que tirarse por una ventana, que te guste un ser tan despreciable y que la ansiedad te persiga tanto que no puedas ni dormir. 

Metí todas mis cosas en maletas, bolsas y cajas. Tardé menos de 20 minutos. Es sorprendente lo poco que tardas en empaquetar todo cuando quieres huir de un lugar. Me fui y no miré hacia atrás. Luego me sentí culpable por la gente que dejaba atrás, porque no era la decisión más políticamente correcta. Sin embargo, hay algo de lo que nunca me arrepentiré y que me alegro de haber hecho. No volver a ver a ese hijo de la gran puta. A veces es mejor huir, que hablar con la gente que no vale la pena. 

Relatos homosexuales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora