48.No saltes (Yuri/Lésbico)

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Ahí estaba yo, tumbada en mi cama con una mano con el tinder y con la otra comiendo bollería industrial. Un planazo para un sábado. 

A veces me preguntaba como había acabado así. Había soñado toda mi vida con un gran futuro, con una vida que me llenase cada día que me levantase, repartir sonrisas por donde iba y sobre todo ser feliz, no necesitar estas mierdas de aplicaciones para salir de vez en cuando de mi vida de mierda, llena de todas las cosas que había luchado por conseguir y al final no había conseguido nada. Lo peor de todo, era que la gente prefiriera que no luchara y que no hiciera nada, simplemente aceptase lo que había. ¿Cómo iba a aceptar que lo único que me quedaba era vivir una vida que no me hacía feliz y no me llenaba? 

Pasaba las fotos y lo único que pensaba, es que si hacía algún match era porque aún no me conocían. Cuando lo hiciesen, se irían, se avergonzarían, no les gustaría de verdad y últimamente, todas las quedadas que tenía eran un: "Eres encantadora, pero no te veo para nada más, así que, aunque me has caído genial, no te quiero ver en mi puta vida" y entonces era cuando yo me cuestionaba lo que pasaba, porque yo simplemente quería follar para ver si así me liberaba de esta carga emocional que significaba vivir esta vida en la que siento cada dos por tres que he fracaso, que he hecho que mi familia se gaste un dinero en mi futuro que yo nunca tendré y que no ha valido para nada. 

Aún así, lo seguía intentando, seguía pasando las fotos, esperando algo que no había. No era porque había perdido la esperanza, era porque tenía tan poca en todas las áreas de mi vida, que ya no me quedaba nada por perder, y al menos me distraía que no fuera yo quién estaba siendo juzgada, aunque en verdad, también lo estaba siendo. 

Seguramente ahora esperáis una gran historia, donde hice un match con alguien especial y todas mis esperanzas volvieron y volví a creer y empecé a ser feliz. Lo siento, pero ese no es el caso. El caso es que estoy en la mierda, y tiene pinta de que va a seguir así. Estoy apuntada en miles de cosas para tener un gran currículum para ganar una mierda y no tengo ningún día libre, tengo clases hasta los fines de semana. ¿Sabéis que hago mis días libres? Llorar. Simplemente, lo único que hago, es llorar. No tengo esperanza en nada, la verdad, es que ahora entiendo porque se avergonzaba de mí. ¿Cómo no? Miradme. Sin esperanza ni futuro. Con las ilusiones destrozadas, con las alegrías reducidas a cero. Yo confiaba en ella y la quería, y ella me hizo mucho daño, y ahora lo único que veo es negro y quiero ver luz en la oscuridad pero no puedo. Realmente lo intento, quiero volver a confiar pero no puedo. No puedo. Intento encontrar alguien que me de motivos para hacerlo, pero tampoco hay esa gente. No reparto sonrisas, ni alegrías, reparto caras de asco. Da igual lo que me trague mi mierda y ponga buena cara, sonría y haga por estar de buen humor. Da igual todo lo que intente, todo lo me esfuerce y todo lo que luche. Da igual. A veces pienso que estoy condenada a ser infeliz, y ese a veces se está convirtiendo últimamente en un siempre y no puedo hacer nada por evitarlo. De hecho, todo lo que haga por evitarlo hace que lo confirme aún más. No sé que hacer y tiene pinta de que va a seguir así mucho tiempo. 

Lo peor de todo es que la gente no sabe ni la mitad de la mierda que me persigue, y en cuanto ven un poco, se van, se alejan, y dicen, cuando estés mejor, me avisas y nos vemos. ¿No ves que es ahora cuando necesito que nos veamos?  Pero no, la gente se aleja, siempre se aleja y encontrar a alguien que quiera escuchar es imposible. Realmente imposible, sobre todo porque si escuchan es para convencerte de que hagas lo que a ellos le conviene, no lo que te conviene a ti. 

Intento levantarme como puedo, tiro el móvil en la cama y me asomo por la ventana. Veo a la gente pasar en un Madrid soleado. Se ven felices, ¿por qué no puedo ser yo feliz como ellos? ¿En qué momento dejé de merecerme ser feliz? ¿Fue cuando me vine a perseguir mis sueños? ¿Fue cuando hice que mis padres se gastaran una barbaridad de dinero para darme una oportunidad? ¿Cuándo fue? ¿Y por qué, al final del día, sentía que todo el mundo estaría mejor sin mí?

Veía el suelo tan lejos, tan lejos, que si me tiraba por esa ventana no sobreviviría. No sobreviviría y dejaría de sentir. Estaría en la nada, en la absoluta nada. Pero bueno, al igual que 0 es mejor que números negativos, la nada sería mejor que aquella tristeza que me perseguía. Se irían mis problemas, se irían mis preocupaciones. Puse mis manos en el filo de la ventana y como pude me senté en ella. Las cosas buenas pasaban por mi cabeza, mi cerebro buscaba una razón por la quedarse y por la que seguir existiendo. Las sonrisas con mis amigos, jugar con mi perra, su sonrisa cuando la acariciaba y como luchaba por ese momento aunque estuviera muy mayor, el abrazo cálido de mi madre, mi hermana cogiéndome la mano, yo y mi padre viendo una serie y hablando de ella... El daño que sufrirían si eso dejaba de pasar, las muertes que todavía no han superado... No podía añadir una a esa lista. Me bajé de la ventana y volví, asustada, a mi cama, asustada por lo que casi hacía. Cogí el teléfono y vi un mensaje de mi madre:"Te quiero, mi vida, ¿cómo va esa mañana?". Entonces, la llamé. Contestó al momento:

-Hola, cariño, ¿qué tal?

-Estoy muy mal, mamá-empecé a llorar-muy mal

Relatos homosexuales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora