53. Choque de leyendas

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Me voy a disculpar un poquito de antemano porque escribir batallas no es lo mío y llevo peleando toda la semana con este capítulo

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Me voy a disculpar un poquito de antemano porque escribir batallas no es lo mío y llevo peleando toda la semana con este capítulo. Este es el primer borrador de "la locura de la bestia" así que prometo que para la edición en físico todo estará mejor. Aun así, ¡espero que os guste!

Drago tenía la vista clavada en la orilla, desde donde ya podían oírse gritos y el choque del acero. Sus ojos azules brillaban como luciérnagas en la oscuridad y sus labios estaban torcidos en una sonrisa.

La primera oleada de soldados vasilianos había llegado al puerto negro de Wirna. Mientras los barcos de los altos mandos permanecían en el mar, controlando la batalla desde la lejanía, los vampiros iban puerta por puerta cumpliendo con cualesquiera que fueran las órdenes de su rey.

Durante todo ese tiempo, William se había concentrado en contar los latidos del corazón del monarca hasta reconocer su cadencia y separarlo de la tripulación. El siguiente paso para usar el vushivat era sencillo, pero alertaría al rey de inmediato.

Debía ser rápido.

—Sé que sientes simpatía por los humanos —dijo Drago—. No te preocupes. La mayoría de los wirnianos sobrevivirá. No he venido a masacrar, sino a conquistar.

Despacio y sin emitir ni un solo ruido, el zral buscó el puñal oculto en su manga izquierda, atado a su antebrazo por una correa.

—Wendolyn me dijo que hay escasez de esclavos de sangre en Vasilia —replicó en el momento en que asió el arma por la empuñadura.

—Así es. Otro de los muchos errores del reinado de mi hermana —confirmó Drago sin despegar la vista de la orilla—. Su pacifismo creó una demanda que no podía abastecer y gran parte de mis ciudadanos están sedientos. Sabes lo peligrosos que somos en ese estado y ya habían iniciado revueltas contra el Tratado para invadir Svetlïa. Al menos, de esta manera —señaló la batalla frente a ellos—, no habrá pérdidas innecesarias. Cuando controle el reino, podré asegurar un abastecimiento constante y ordenado de esclavos.

William dudaba que los nobles cesaran de cometer depravaciones contra los esclavos que compraban o que Drago fuera a castigarlos cuando él mismo despreciaba la vida humana.

—Todos sabemos en qué se convertirá Svetlïa bajo vuestro reinado —siseó el zral—. Es el motivo por el que nos hemos unido: para impedir tal atrocidad.

De un rapidísimo movimiento, el zral se realizó un corte en la muñeca. La sangre manó en riachuelos de la herida y goteó sobre la cubierta de La Brigitte. El tributo quedó pagado y pudo establecer un vínculo entre su vushivat y el corazón de Drago. Apretó el puño para apresarlo; podía sentirlo como si lo sostuviera en su mano. Jamás en su vida había tenido a su merced a un vampiro tan antiguo. Era vigorizante.

Transcurrieron los segundos y el rey continuó inmóvil, de espaldas a él. No se encogió cuando William apretó con más fuerza, ni escupió sangre. Su corazón no había colapsado. Despacio, Drago se giró a mirarlo.

La locura de la bestia ✔️[el canto de la calavera 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora