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En el tiempo que estuve esperando a que Steve volviera un tipo vino a reponer la máquina, por lo que me tuve que hacer a un lado y sentarme, terminando la última barrita de chocolate que había podido comprar.

A los pocos minutos de que aquel chico abriera la máquina la chica pelirroja de antes salió de la sala donde Steve había entrado antes. Y este, sorpresivamente, no tardó nada en salir tras ella y detenerla.

Estaban empezando a discutir por algo que no estaba entendiendo muy bien cuando un hombre de S.H.I.E.L.D vino a reclamar la atención del capitán, el cual le dijo que esperara unos momentos. Tras eso la pelirroja le reclamó que no sabía mentir y se fue andando.

Al ver como esa escenita terminaba encontré mi oportunidad de inmiscuirme y me acerqué a él.

-Steve, no sé que te ha pasado desde los cuarenta, pero ahora eres todo un espantador de chicas -exclamé, dándole una palmadita en la espalda.

Esté negó por mi absurda actitud y me dio unas llaves.

-Ves a casa, yo tengo que atender unos asuntos importantes.

Yo asentí, empezando a notar que la muerte del tal Furia le había afectado más de lo que quería mostrar.

-Está bien, te espero allí, -le dediqué una pequeña sonrisa -aún tenemos mucho en lo que ponernos al día.

Poco después ya había abierto un portal y llegado a casa de Steve. Al dar un paso al interior de la vivienda pensaba que sería mi primera vez descansando desde que había llegado allí.

Pero me equivoqué.

Mi plan de tumbarme en el sofá del capi al ver la pantalla enorme a la que llamaban televisión se fue por tierra cuando unos pasos resonaron dentro del apartamento de este. Al principio consideré en la posibilidad de que fuera un policía o un agente de S.H.I.E.L.D que la estaba registrando, pero al ver una larga cabellera junto a un brazo de hierro y una chaqueta negra me di cuenta de que no era así.

Aun de espaldas lo pude reconocer fácilmente como el tipo de mi visión.

Abrí la boca para decir algo, pero en el mismo instante que se dio la vuelta me lanzó un cuchillo que por poco me traspasa, suerte que hice uso de mis habilidades militares y me aparté rápidamente. Para una vez que no estaba siendo introvertida e intentaba hablar con alguien y me lanzaban un cuchillo.

Esquivé rápidamente el que siguió a ese, y el siguiente, también el siguiente. Pareció notar que con cuchillos no iba a hacer nada se abalanzó hacia mí, cargando todo su peso en forma de una embestida contra mi cuerpo.

Cuando chocamos contra la pared noté como por unos momentos me fallaban los pulmones, haciéndome toser en el intento de respirar. Tardó un poco, pero volví a notar como el aire me subía por la garganta y le empecé a dar patadas en el abdomen, ya que al no haberse apartado de mí era un punto que tenía bastante facilidad de alcanzar para mi pierna.

Él se separó rápidamente, dejándome caer al suelo y tomando su pistola. Al subir la mirada ya había quitado el seguro y estaba apuntó de disparar, por lo que apresuradamente abrí un portal que me protegerá y corrí lo más rápido que pude fuera del edificio.

Al cruzar la puerta me di cuenta de que sus pisadas no resonaban a mi espalda, lo que me hizo fruncir el ceño, pero no parar. Seguí corriendo hasta salir de aquel edificio, y una vez fuera, cuando casi acabo debajo de un coche, me permití pensar en lo que estaba ocurriendo.

Si él no me había seguido era- vale, tachemos eso de la lista de hechos, ya hay unas manos ejerciendo presión alrededor de mi cuello para intentar matarme. Que divertidos eran en los 2000, están intentando matarme todo el día.

Until the stars fall -Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora